Recién llegado de México Raúl me cuenta del movimiento estudiantil que allá está poniendo patas arriba si no la política oficial sí, en todo caso, buena parte del entramado establecido. Por lo pronto desde que la pasada primavera los chicos y chicas de yosoy132 comenzaron a levantar conciencias sobre la falta de rigor democrático en su país, más aún cuando se perfilaba como futuro presidente el filofascista Peña Nieto, quien a la postre ganó la disputa electoral, ha surgido una especie de ganas de hablar de todo, muy mexicana, por cierto, pero que hasta ahora era más dar voces que otra cosa. Pero, apunta Raúl, lo realmente interesante es como la costumbre de argumentar ha calado en una sociedad mexicana completamente abducida desde las últimas décadas, que sólo despertó casi sobresaltada tras las denuncias por parte de organizaciones no mexicanas de los sistemáticos asesinatos de mujeres en Juárez. Décadas, desde lo 80 dice Raúl no demasiado seguro si antes acaso, en que el narcotráfico, la corrupción política, el aumento paulatino de la represión policial e incluso de la intervención del ejército con la escusa de luchar contra el crimen organizado, el escandaloso aumento de las desigualdades económicas, mientras el ciudadano medio hacía la fotosíntesis frente a Televisa, el fútbol, los culebrones, las series de ricos y famosos estadounidenses.
Hoy, hay un serio intento por despertar y surgen críticas y planteamientos alternativos a la economía neoliberal, se pide una asistencia sanitaria universal, una educación democrática y accesible para todos, y lo que a Raúl le parece más interesante porque aporta una variable que no está tan presente, según él, en otros movimientos similares (99%, indignados, Ocuppy...) una feroz crítica a los medios de comunicación a quienes se les acusa de connivencia con el poder, de adormecer e incluso adoctrinar a los usuarios sin reparos. Echo de menos, dice Raúl, algo similar aquí. Todos parecemos tener cierto criterio común para definir tele basura; Gran Hermano, Sálvame, no sé, todo Telecinco podríamos añadir, esos programas de sucesos de la uno, ya sabes, pero no somos conscientes de lo perjudicial de otro tipo de programas, los supuestamente informativos que, en realidad, esconden una visión ultra conservadora y manipulan abiertamente la realidad. De no haber sido por inciativas, en su mayoría de los propios ciudadanos que han ido surgiendo en internet, la visión de, por ejemplo, el 25S hubiese sido muy parcial seguida sólo por la televisión o por la prensa desde El País hasta La Gaceta.
...temo que del otro lado nos pueden ver...decía Santiago Auserón, y de hecho así es. Aún está por llegar un debate serio sobre el papel de los medios en la crisis actual, por lo pronto, Raúl se pide otra cerveza y pregunta por Mirotic que es lo que realmente nos importa.
3 comentarios:
Muy buena entrada Julio! completamente de acuerdo en que se nos manipula de una manera cada vez más descarada (y consentida) desde los medios, el no encender la tele por parte de cada vez más personas puede ser un primer paso...pero creo que estamos a años luz de esa necesaria revolución contra la plastez mediática...y de otras tantas cosas.
bss.
S.
El que no tenga internet o no sepa utilizarlo no puede informarse con objetividad. En tanto que los medios estén financiados y/o endeudados por grandes empresas y bancos, la publicidad, etc, jamás van a informar con veracidad. Hasta en Venezuela hay más pluralidad informativa, mucha más. Y en cualquier pais, lo de España no tiene nombre, es absolutamente vergonzante.
¿Y verán los mexicanos a España igual, con un movimiento crítico creciente ante el neofascismo imperante?
La tele? Es eso donde sale Ana Rosa?
Desde luego apagar la tele siempre será un buen recurso. En México, Ricky, tienen al 15M o a eso que llamamos primavera árabe como un referente, no sé hasta qué punto somos conscientes allá o acá de lo que realmente suponen estos movimientos pero sí parece que hay un efecto ocntagio.
Cierto que el acceso a medios alternativos es limitado de ahí su importancia.
Gracias por los comentarios.
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