miércoles, 31 de octubre de 2012

DE PROFESIONES A EXTINGUIR

Me escribe Alba preguntándome algo sobre Historia porque dice no enterarse con su profesora y cree que yo pueda solucionarle alguna duda. Me alegra que me recuerde tres años después, y más aún que me recuerde como un profe susceptible de resolverle alguna duda, no es la primera vez que un ex alumno me escribe por lo mismo. Sin embargo me entra como un no sé qué no sólo por si no soy capaz de responder a la expectativas sino por su profe actual que seguro es una mujer bien intencionada que se esforzará lo suyo y que aún así no llega a todos.
Luego dices que me pongo en plan prepotente y no es lo que pretendo, pero conociendo a Alba sé que el problema no es suyo, o no del todo suyo. Hay profes con un dominio increible de su asignatura incapaces de transmitir tales conocimientos y profes un poco más mediocres con una capacidad de transmitir realmente buena, ya me colocas entre los que quieras pero uno de los grandes problemas de nuestro trabajo radica, precisamente, aquí. Es evidente que nosotros tenemos o presumiblemente tenemos, unos conocimientos más que solventes como para abarcar nuestra asignatura con éxito pero eso no implica que necesariamente seamos capaces de enfrentarnos a un auditorio que en muchas ocasiones no está predispuesto a escucharnos, de ahí la necesidad de desarrollar estrategias para captar la atención de nuestra audiencia. No es algo exclusivo de nuestra profesión, los políticos, por ejemplo, saben lo mucho que se juegan si no son capaces de transmitir según qué cosas. Clinton era un gran orador lo que contrarrestaba sus pocas dotes políticas, Nixon no tenía ni idea de transmitir más que enfado o malestar lo que le lleva al desastre absoluto en la famosa entrevista con Frost en la que admite sin querer su implicación en el Watergate.
Hay profes que plantean sus clases desde la tensión o la confrontación con los alumnos lo que les supone un desgaste emocional terrible que en muchas ocasiones acaba con una baja por depresión o algo. Otros prefieren el rol de sheriff, su presencia física, su tono de voz, no sé, se lo permiten y consiguen crear un ambiente de pánico más que de respeto en el aula. Por mi parte ninguna estrategia de confrontación me resultaría útil por mi presencia física o por mi apatía, he optado por el humor como método didáctico, es bien conocida mi frase : "no os lo váis a creer pero la clase ya ha empezado", que antecede a "no os lo váis a creer pero soy el profesor" una vez captada la atención el resto es fácil si se mantienen las expectativas, que casi nunca se cumplen ahora que caigo. Aún así la base de mi metodología consiste en no olvidarme de cuando yo estaba del otro lado, en ser consciente de cuándo la clase se está cayendo, de cuándo es necesario un break y recomenzar por medio de un chiste, una pregunta directa, una anécdota, la mayoría de las veces inventada.El respeto se produce porque hay un buen ambiente, porque es un respeto horizontal, porque, precisamente se evita la confrontación.
No digo que sea el mejor profesor del mundo, ni que mi método sea universal, a mí me sirve y sobre todo a mis alumnos también. Mantener contacto con algunos de ellos años después de haberme ido de sus centros es sinónimo para mí de que no debí hacerlo demasiado mal. No aspiro a ser ese profe del que luego se acuerdan, años después, como aquel del que aprendieron un montón, profes a los que yo también recuerdo o que hoy tengo como compañeros y que escriben en este mismo blog de vez en cuando, me basta con terminar las clases con buen sabor de boca.
En estos días hemos mantenido en la sala de profes algunas charlas sobre todo esto, mi postura, lo sé, es minoritaria frente a quienes hablan de unidad del profesorado paar evitar fisuras ante los alumnos, en serio, tengo una compañera que dijo exáctamente esto.

Sé que no soy un profe modelo, pero, sabes? me encanta este trabajo y creo que eso ya es un triunfo. Mira, una vez conocí un maestro muy parecido al que cantaba Patxi Andión, tuve la suerte de ser compañero suyo, y alumno también porque aprendí este trabajo de su experiencia. Se llama Manuel.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo de las fisuras entre los alumnos es normal, peleas, politraumatismos...

Sin duda no eres un profesor modelo, habría que cambiar ese peinado y lo siento, tus botas ya no se llevan en las pasarelas.

Sin embargo eres un modelo de profesor. Ahora me percato de que muchas historietas de los profes eran apócrifas, aunque yo ya sospechaba. Seguro que les cuentas que en el instituto hacías mates saltando por encima de un tal Alfonso y un tal Ricardo...pero luego una inoportuna lesión...
Yo creo que tu método no sólo es bueno sino que es el mejor. El buen humor es un arma inteligente con múltiples beneficios. A mi me sirvio para alejarme de las series españolas.

J. Oliva dijo...

Perdona Ricky pero mis botas y mi pelo ya se han convertido en algo identitario aunque Mari comparte plenamente tus críticas.
Intento hacer mi trabajo lo mejor que puedo y además me encanta , eso ya es un logro porque creo que se transmite. Que nos pasemos las clases entre bromas no sólo desdramatiza sino que es síntoma de que nos divertimos. En cuanto al básket suelo ser bastante sincero, mis alumnos saben que era malísimo pero que capturaba muchos rebotes, todo hay que decirlo...