viernes, 31 de octubre de 2008

JOHNNY COGIÓ SU FUSIL

He terminado La Comedia Humana (no la de Balzac sino la) de W. Saroyan, una novelita que me pasó Eduardo con supuesto contenido antibelicista, en la que un joven repartidor de telegramas, en los años 40, tiene que acometer la desagradable tarea de comunicar a sus vecinos las muertes de sus familiares combatientes en la II Guerra Mundial. Sin embargo, y pese a las buenas intenciones, el texto se queda muy muy corto en su afán por evidenciar las miserias humanas. El conflicto bélico sólo es mencionado como algo ajeno a los personajes quienes asumen resigandos (no en vano el autor es un pastor cristiano, culmen filosófica de la resignación) su destino como combatientes o como desolados familiares que reciben malas noticias, sin poder hacer nada por evitarlo. La vida cotidiana de un pueblo estadounidense en guerra apenas se ve alterada en La Comedia Humana, ni tan siquiera por la presencia de tropas movilizadas que se convierten en algo así como una pintoresca expresión folklórica.
Me alegro, sin embargo, de que Eduardo recomiende esta lectura a sus alumnos, muy asequible, nada pretenciosa, con una trama redundante en la simplicidad, aunque no descarto que esos mismos alumnos no demanden algo un poco más complejo. Le he sugerido, entonces, como complemento Johnny cogió su fusil otra novela de los cuarenta, creo que 1939 es el año exacto de su edición, escrita por Dalton Trumbo, quien también dirigiera una fantástica película adaptando su novela en 1971.
En Johnny cogió su fusil se muestra de forma casi extremadamente dura las consecuencias de cualquier conflicto bélico en la metáfora de un joven soldado herido en la I Guerra Mundial que pierde sus extremidades y el rostro, lo que le impide gritar su rotundo NO A LA GUERRA.
Cargadas de un elocuente simbolismo tanto la novela como la película son una demoledora acusación de la hipocresía, del silencio, de la inacción de los pueblos ante las decisiones injustas de sus gobernantes.
Sólo por la prosa surreal de Trumbo o la plasticidad de las imágenes en la versión cinematográfica, ya merecería la pena acercarse a la obra, pero, además, Johnny Cogió su fusil aporta lo que carece La Comedia Humana una serie de reflexiones filosóficas sobre la condición humana, el sentido de la vida, lo absurdo de ésta si se nos impide vivirla libremente.
Es significativa también la repercusión de ambos autores tras la publicación de sus obras, mientras que Saroyan, denunciando de forma muy moderada las guerras y apostando por una alternativa de vida en consonancia con los preceptos del cristianismo, consiguió un destacable éxito editorial y de crítica, Trumbo sufrió la persecución del senador Mac Carthy en los años cincuenta debido a su compromiso social y tuvo que firmar sus obras con pseudónimo, obras entre las que destacan los guiones de Espartaco o El Bravo con el que consiguiera un óscar que no pudo recoger (con memorables alusiones en ambas a la justicia social y a la redistribución de la riqueza)
Os recomiendo la novela como lectura casi obligada para estos días o bien que le echéis un vistacito a la película en este largo fin de semana.
Os dejo una escena en la que el soldado herido conversa sobre el sentido de la vida con el mismísimo Jesucristo (un formidable Donald Sutherland)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué interesante el vídeo. También los libros. Me quedo con las ganas de ver y leerlo todo.


...¿pastor..cristiano??? no lo había oído jamás...

Anónimo dijo...

Julio, cuando leí La Comedia Humana no me pareció que fuese una novela antibelicista, por lo menos no principalmente. El libro me gustó porque aparecían muchos personajes normales, cotidianos, con sus pequeñas miserias, sus pequeños éxitos y su gran corazón. Homer tiene que crecer a la fuerza para ayudar a sacar adelante a su familia y en una noche pasa de alumno a adulto, sin poder disfrutar de la adolescencia.
Creo que la idea de fondo es que, a pesar de las circunstancias que les rodean y quizá precisamente gracias a esas circunstancias, los seres humanos son capaces de mostrar lo mejor de sí mismos. Me apasiona, lo reconozco, el personaje de Spangler, el director de la oficina de telégrafos, y el viejo y borracho Grogan empeñado en sacar adelante su trabajo y el pequeño Ulises que admira el mundo con los ojos de quien ve todo nuevo...
Sí, estoy contigo, tampoco es una grandísima novela, no tiene grandes pretensiones, pero manifiesta un optimismo por el ser humano que en gran medida comparto.
En general, a la mayoría de los alumnos les ha gustado, a unos pocos les ha apasionado y otros pocos no han podido con ella. No sé si la volveré a mandar.
Por cierto, tampoco había oído yo lo de que Saroyan era pastor cristiano: he ido a la wikipedia y dice que le educaron como pastor cristiano, pero no que acabase como tal. Y tampoco creo que el cristianismo tenga como objetivo principal la resignación. Eso me parece más propio del budismo y la ataraxia, pero aquí lo dejo que me estoy enrollando.