viernes, 8 de agosto de 2008

LA TUMBA DE LAS LUCIÉRNAGAS

Ningún año me olvido del cumpleaños de Elba, aunque no siempre la felicite, porque coincide con el aniversario de uno de los días más funestos de la historia reciente de la humanidad: el bombardeo de Hiroshima. Como todos sabéis dos bombas atómicas arrasaron la ciudad acabando con la vida de 110.000 personas e hiriendo a otras 190.000, causando, además, deformaciones y malformaciones genéticas a los supervivientes consecuencia de la radiación. Tres días después, la ciudad de Nagashaki sufrió el mismo castigo, aunque un error en el disparo evitó una mayor catástrofe. Ninguna de las dos ciudades constituían objetivos militares, ninguna de las dos ciudades contaba con importantes depósitos de armas o tenía aeródromos destacables o albergaba el estado mayor de la defensa japonesa. Al igual que Dresde o Guernika, el único objetivo era causar el mayor número de víctimas para provocar la derrota total del contrario.

Todos recordamos las atrocidades nazis, hemos visto infinidad de películas o documentales sobre la barbarie y la destrucción que ocasionó el régimen nacionalsocialista. Todos sabemos sobre Pearl Harbor, la base militar estadounidense en el archipiélago de Hawaii, el ataque japonés sin previa declaración de guerra. Sobre Hiroshima, cada año, aparecen notas en los informativos, revistas ilustres como Time dedican su portada esta semana al bombardeo, también existen documentales o películas al respecto, y sin embargo, la conciencia colectiva le resta importancia a la destrucción allí ocasionada. Claro que Nuclear, no, por supuesto!, claro que Irán no debería contar con armas atómicas, ni Cuba, ni Corea del Norte! (a nadie se le ha ocurrido que Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Israel, India, Pakistán, probablemente China, también cuentan con armas nucleares) claro que murieron muchos!, pero… esa conjunción del auto exculpado (no soy racista pero…)… pero, los nazis más. Debe ser que el que más mata es el asesino y el que mata menos sólo el subcampeón.

Enola Gay no es un nombre que de repente nos provoque rechazo, Auschwitz, en cambio, tiene unas connotaciones negativas evidentes. Para mí, ambos son comparables, ambos son deleznables y condenables. Ambos son productos de la misma estupidez humana.

Max Von Saydow en Hannah y sus hermanas dice: -“conociendo al ser humano la pregunta no es por qué sucedió Auschwitz, sino por qué no sucede más a menudo.”
Es cierto que para lo que aporta, lo mejor es que el género homo desaparezca cuanto antes pero como aún parece que queda un rato hasta entonces, al paso que vamos unos cincuenta años, y como aún quedan unos cuantos tipos que merecen la pena un buen plan es ver con ellos La Tumba de las Luciérnagas, película que narra los últimos días de la II Guerra Mundial en Japón, muy lejos, eso sí, pese a estar protagonizada por dos niños, de la sensiblería barata y lacrimógena de muchas de las películas sobre el holocausto,como esa memez de La lista de Schilder (fui al estreno con Charlie que la comparó con Quién Sabe Dónde, un programa basura de la televisión de entonces sobre personas desaparecidas)

Os dejo el trailer. Feliz fin de semana.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es SCHINDLER

J. Oliva dijo...

ES cierto, La Lista de SCHINDLER también es un pestiño