Un día, la delegación en su tonto país de Polygram decidió, tras escuchar una de sus maquetas, ficharle como compositor, eso sí, de canciones melódicas. Como el niño gordo que quería ser Joe Cocker no tenía trabajo, ni dinero, tuvo que aceptar llegando a componer grandes éxitos de música banal como el archiconocido Non voglio mica la luna ("Yo no te pido la luna") para Loretta Goggi. Algún espabilado creyó ver en el niño gordo que quería ser Joe Cocker a la nueva voz de la canción melódica y lo inscribió en uno de esos horribles concursos, tipo Eurovisión, en el que, por supuesto, fracasaría rotundamente.
(ATENCIÓN, la visualización de este video puede provocar, vómitos, espasmos, y una irremediable sensación de vergüenza ajena)
Por suerte, o por desgarcia más bien, el niño gordo que quería ser Joe Cocker vivía en un estúpido país donde cualquier imbecil puede grabar un disco, con lo que en apenas dos años, él, que no era un imbecil, ya había grabado tres, con este mismo registro, aunque colando siempre algún tema en el que dejaba escapar algo del blues que llevaba dentro.
Su tercer álbum, con el significativo nombre Blue's, fue escuchado por un músico británico llamado Paul Young, quien quiso hacer una versión de uno de sus temas. Así, el album fue publicado en el Reino Unido, donde una crítica y un público algo menos sordo comprendieron que el niño gordo que quería ser Joe Cocker era, en realidad, un bluesman.
Después de participar en la banda sonora de Snack Bar Budapest, junto a, por ejemplo, Nina Simone, edita su cuarto álbum, Oro, Incenso & Birra, el disco más vendido en Italia de todos los tiempos, contando con colaboraciones tan importantes como las de Eric Clapton, Clarence Clemmons, James Taylor Quartet o Rufus Thomas, entre otros.
A partir de entonces, el niño gordo que quería ser Joe Cocker, se convirtió en uno de los compositores de blues más prestigiosos, participando en los grandes eventos musicales, como el mítico concierto en el estadio de Wembley homenajeando a Freddie Mercury, el proyecto 46664 de Peter Gabriel, o Rock in Rio, entre otros, y para los grandes de la Música con mayúsculas es todo un honor compartir escenario con él.
El niño gordo se llama Adelmo, y ya no quiere parecerse a Joe Cocker, se conforma con ser
Zucchero Fornaciari
No hay comentarios:
Publicar un comentario