El mito burgués de la Arcadia.
Creo que era Mark Twain, o no sé, posiblemente me lo estoy inventando, quien decía que el hombre más triste del mundo era el que nunca recibía una carta. Llegué la semana pasada y en el correo de gmail, este mismo del blog, tenía 54 mensajes...aunque sólo 3 eran para mí; uno de Borja, que ya ha vuelto a España, un beso de Irene que estaba en San Francisco (eso sí son unas vacaciones) y otro de la Pelirroja, puede que el del anuncio del alargamiento de pene también fuera para mí, pero ya os aseguro que no funciona. El caso es que he pasado el último mes desconectado, de ahí que no recibiera mensajes vuestros sabiendo como sabíais que estaba desconectado, etc. por eso que ahora se llama turismo rural y que es el irse al pueblo de toda la vida, toda una vida en la que hemos sido engañados por el mito burgués de la Arcadia reflejado en un campo, así, como genérico, como eterno retorno al Paraiso y tal. Para el burgués ir al campo es ir a descansar, otra enorme falacia que ya hemos desmontado aquí mismo, (moscas, familia, gallos tempraneros familia, rutas a pie que no harías en tu vida, familia...y demás inconvenientes) cuando en realidad vivir en el campo es algo bastante más cansino y cansado (tareas domésticas que nunca acaban, sacar al ganado, recogerlo, tareas en el huerto y/o en algún sembrado, no sé, esas cosas que para nada es en lo que piensa el burgués que es vivir en el campo) Claro, el burgués se puede permitir unas vacaciones, el que vive en el campo no, como ya demostrara Millet.
Y el imbécil de la tablet.
Entonces siempre hay un imbécil que acaba de llegar y que te confunde con un habitante habitual, lo que me irrita aún más, pero debe ser que ya tengo pinta de pueblerino, y te pregunta, después del consabido esto es un lujo de la Naturaleza y qué envidia, esto no lo tenemos en Madrid, y demás chorradas, te pregunta, digo, que dónde se pilla aquí el wifi.
Total, que en el pueblito ni wifi ni hostias, ahora sí moscas las que quieras.
Menos mal que hay un bar y que llega El País, ya ves qué desesperado que me conformaría incluso con el ABC, y me entero hasta del bigote de Tomás González Sepúlveda, porque aquí no llega Teledeporte, eso sí, Telecinco se vé de lujo lo que me hace sospechar en un complot de la Junta de Castilla-León puestos a imaginar algo que con tantas montañas y bosquecitos la imaginación se dispara hasta el punto de que cuando uno ve una película de esas de Antena 3 en la que la pareja protagonista se lo monta muy románticamente en mitad de la pradera te preguntas dónde demonios están esos tipos que encuentran el único lugar del mundo sin piedras debajo, ni mierda de vaca, ni, por supuesto, moscas.
Así que ya hemos vuelto a la civilización y en seguida los vecinos a altas horas de la madrugada que deciden cambiar los muebles, los compañeros de trabajo de Mari que te cuentan sus vacaciones cuando es evidente lo que me importan, la biblioteca que me sanciona por devolver tarde los libros que me llevé, el autobús que tarda un siglo en llegar y además es carísimo...en fin, esas cosas del mundo civilizado. Va a tener razón Pablito cuando dice que el gran problema del mundo es el resto de la humanidad.
Eso sí, Nicolás se lo ha pasado fenomenal, lo que merece una entrada a parte.
De momento musiquita.
2 comentarios:
Me congratula ser el primero en decirte que eres un urbanita incorregible, y que ya sabes que el arte imita la naturaleza y que ese es nuestro sitio por mucho que...
Ya me gustaría a mi poder ir todos los veranos de gañote a ese pueblito a precisamente olvidarme del mundo, de las necesidades que nos hemos creado en esta vida burguesa, aunque ahora, en estos tiempos de transición al subdesarrollo...
Me congratula que el primer comentario sea tuyo como no podía ser de otro modo. Urbanita for ever, es cierto.Con todo, aún espero una nueva visita tan suya como ocasional, supongo que se demora porque esta vez te toca pagar a ti.
Por cierto, vaya seudónimo!!! Casi prefiero Benedicto XVI o algo.
Un abrazo
Se espera un otoño en la calle, nos veremos.
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