tengo la frase que dijiste y la que no te dije, un momento doblado por la esquina para no olvidarme de por dónde iba, las manos en los bolsillos temiendo encontrarse con las tuyas un martes por la tarde, tengo tu nombre como un susurro, tu cuerpo temblando entre dos párrafos detrás de las puertas, el mar en tus ojos y en tus labios, el libro que me regalaste, la canción que pretendías silbar, tu ni se te ocurra enamorarte de mi, mi descuida, no sabría qué hacer con un amor así. Tengo tu cara de enfado por diez minutos tarde, los árboles secos que cabían en tu ventana, las lágrimas que nunca pretendí, tengo tu sonrisa de las ocho de la mañana y el pelo enredado, y la espalda de las nueve de la noche a mi lado, tengo todas las veces y tengo todos los días, tengo todas las palabras que pueden leer aunque a veces llueva y que, sabes, son sólo para ti.
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