EL VOTO DEL MIEDO ES EL VOTO IGNORANTE

Cuando les explico a mis alumnos la sucesión de Lenin reconozco que presento a los candidatos de forma tramposa. Uno es, les cuento, un intelectual, universitario, con gafas, que sabe idiomas y ha ocupado cargos relevantes en el gobierno de Lenin, mientras que el otro es un tipo procedente de las regiones más deprimidas de Rusia, brutote, bebedor, algo fanfarrón y que se hace llamar Hombre de Hierro. Siempre les pregunto a los chicos a quién elegirían y siempre se decantan por el primero. El elegido en realidad fue el segundo. Se llamaba Stalin. Esta elección se puede entender dentro de las redes clientelares que tejió Stalin en el seno del partido. Se puede disculpar al pueblo soviético que no participó en la elección y sin embargo padeció la dictadura stalinista.
Otro ejemplo mucho más reciente. En 2004, durante las presidenciales en EEUU, los votantes tenían la posibilidad, y sigo siendo tramposo, ya lo sé, de elegir entre un doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de Yale, héroe de guerra, portavoz de una de las asociaciones pacifistas más emblemáticas de EEUU, Senador por Massachusetts (el estado con mayor número de universitarios de todo Estados Unidos) y con uno de los discursos con mayor contenido político de toda la década, o podían elegir a George Walker Bush. Bush ganó con la mayoría más holgada en votos directos que jamás ha conseguido un candidato en la Historia de Estados Unidos. Esta vez la excusa del clientelismo no vale.
Otro de ayer mismo. Los griegos pueden votar a un candidato que habla de dignificar al país frente a los mercados, de  primar los intereses de los ciudadanos griegos ante los de los bancos europeos, que propone que el estado intervenga en la economía, que se demore el pago de la deuda contraida hasta que el nivel económico de los ciudadanos lo permita, de aplicar políticas con contenido social frente a las presiones por recortar en servicios esenciales que imponen los gobiernos derechistas de la UE...o bien puede votar a los partidos que, siguiendo las directrices de esos gobiernos derechistas de la UE, han provocado un colapso sin igual en la economía griega. Ya sabéis, ganan los del colapso.
La feroz campaña que los medios al servicio del sistema han realizado, tachando de locuras las propuestas del primer candidato, jugando a incrementar o disminuir el valor de la deuda griega en función de quien apareciera como triunfador de las elecciones, asustando a los ciudadanos sobre posibles repercusiones catastróficas si la victoria de la izquierda, han dado como resultado los extraños resultados que hoy se emepñan en analizar en medio mundo. Los gobiernos derechistas se jugaban su continuidad si ganaba la izquierda en Grecia y marcaba un camino social para superar la crisis. Quienes se lucran con la crisis de los pueblos (esos que llamamos mercados y que en realidad son personas) se jugaban seguir ganando inmensas cantidades de dinero a costa de los ciudadanos.
El poder de los medios frente a una sociedad analfabeta políticamente hablando es inmenso. Destruir la educación pública cobra aún mayor sentido desde esta perspectiva.
A todo esto, como elemento simbólico, y sigo siendo tramposo, no insistas, Grecia, contra todo pronóstico, elimina a Rusia en la Eurocopa de fútbol. Ahora debe enfrentarse a Alemania en cuartos de final que, como se pudo ver  ayer en las elecciones, despertará a los griegos de su efímero sueño.