UNA CANCIÓN DE LOS OCHENTA

Por la ventana un olor a Madrid mojado y una canción de los ochenta que buscas como si fueras capaz de verla y que no ves aunque ya se ha colado en casa como los primeros rayos de jueves, prometiendo no volver a llover en toda la semana, como una mosca de esas que se instalan varios días en el salón y de vez en cuando zumban a las visitas para que os dejen a solas. Tengo que acordarme para contárselo, te dices, aun sabiendo que se te va a olvidar, pero cómo si es la canción del anuncio que... y otra vez te ves eligiendo una camisa que no tenga rayas, que ya estás harta, que a él no le va a gustar, como si los chicos se fijasen en esas cosas!!!! Imaginando que hoy sí te va decir, o que te podrás sentar a su lado en Latín para que la Vanessa no insista con su es el típico a quien no le gustan las chicas con gafas. Preparas el café y despiertas al niño, que ya es hora de ir al cole, y te ves más canas en el reflejo de la taza  y no puedes evitar sonreir mientras Dani  dice Nuria que lee mejor que yo, que se lo ha dicho la profe. Dile a Nuria que es tonta y acábate el colacao que ya vamos tarde, removiéndole el pelo de tal forma que queda perfectamente peinado como sólo saben las madres. Años de arreglarte la coleta sin espejo ante la posibilidad de que apareciese por los pasillos, así, de pronto, y saludar como si tal cosa, como si no hubiera un millón de hormigas que provocan esa risa tonta de la que luego tanto te arrepientes, con el libro de francés a modo de escudo, a modo de escusa para toda la tarde en tu cuarto y tu madre creyendo que estudiando.
Dani corre, junto a sus compañeros, casi sin acordarse de que un beso y prefiere decir adiós desde la puerta. El tiempo justo para que cuatro estaciones de metro y no llegar tarde al trasbordo, que luego son ocho minutos de espera y ciertos comentarios en el trabajo. Y de paso se arregla el pelo no vaya a ser que...aunque, luego, él nunca aparece, pero quién te dice que hoy justo no.