Sé que es normal, incluso algo positivo dicen los expertos, que es una fase pasajera, que todos debemos pasar por lo mismo que fíjate el mío cómo se puso y todo eso que dicen los padres que se las saben todas pero qué quieres, tengo que reconocer que dejar a Nicolás estos dos días en la guardería ha sido tan duro para él como para nosotros. La escuela está muy bien, pública, como no podía ser de otra forma, la profe parece muy simpática, los otros niños son así como un puñado de diablillos pequeñitos, exáctamente igual que Nicolás, por otra parte, pero es inevitable sentir que le estás abandonando o yo qué sé aunque sólo sea por un par de horas, que irán incrementándose de a poco. No tengo muy claro si llora por el futuro de la escuela pública o pensando en que, como mínimo, los próximos veinte años se regirán por la misma rutina de levantarse tempranito para ir a clase. Sé que se acostumbrará que mañana mismo ya llorará menos, que pasado ya casi ni se acordará y que al otro ya sólo lloraré yo, y esto es lo que realmente me preocupa: si vamos a ser capaces de adaptarnos a que se nos haga mayor.
Menos mal que luego vuelve a casa y otra vez un huracán por los pasillos
4 comentarios:
Qué bonito.
No conozco la sensación de la que hablas. Pero debe de impresionar...
Besos.
Vaya, tenéis pasillos?
Yo como no tengo pasillos a veces se me complica ir al servicio, a la concina o incluso salir a la calle, debido a la carencia de puertas de mi casa. Ayer llamé para que me trajeran una puerta para la entrada, pero como no hay puerta para entrar vendrán el jueves que viene a ver si hay más suerte.
Bien, lo que quería decir es que sois normales, bueno, no tanto, desgraciadamente en la sociedad de consumo actual los padres están encantados con depositar a los niños en algún lugar bajo techo mientras ellos van a trabajar para comprar aparatos infernales y coches nuevos. He llegado a escuchar a un padre decir "es que los niños chupan mucho" para justificar su ingente número de horas trabajando fuera del hogar.
Tenéis mi bendición y sana envidia.
Este periodo es sin duda el mejor, cal que l'aprofiteu.
Una abraçada.
Gracias por los comentarios, chicos. Lo cierto es que Nicolás va adaptándose, poco a poco, a la guardería y nosotros, más poco a poco aún, también.
Ene, ser padre es un sentimiento fantástico, tan fantástico como cualquier sentimiento fantástico.
Ricky, creí que habías comprado un piso con dos plantas, en concreto dos geranios. Cómo nos gusta estar en minoría, eh?
Ramón, amigo, intentamos aprovechar al máximo cada momento. Sabemos que luego crecerá y posiblemnte pase olímpicamente de nosotros.
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