Vale, ganó Obama y ahora todos esos pseudointelectuales que nunca analizaron el discurso del electo presidente se sentarán a charlar impunemente sobre el devenir izquierdoso del ex-senador por Illinois, dejándose llevar por la deriva mediática, como si estuvieran glosando la figura del Che, otro que sólo en las camisetas o las frases célebres atribuidas.
El futuro presidente ha recibido durante su campaña el apoyo de cientos, de miles de seguidores que públicamente han mostrado sus simpatías hacia él, incluso en España, ese horrendo país en el que todo el mundo opina sobre cualquier cosa aún teniendo idea de ello, vease este blog, por ejemplo. Apoyos que han llegado también desde simpatizantes, militantes y destacados miembros del partido republicano. El mismo Colin Powell, que defendiera la guerra contra Iraq en la ONU, se ha posicionado a favor de Obama, porque Obama podría perfectamente ser candidato por cualquiera de los dos grandes partidos.
Su discurso no es más que un compendio de populismo sin intención de provocar cambios estructurales. El nacionalismo, propio de épocas de crisis, la igualdad de oportunidades sin mencionar la redistribución de la riqueza, es Mc Cain quien le acusa de ello, Obama se defiende negando que vaya a hacerlo, el tono casi religioso, el slogan Yes we can, no lleva sino a la emotividad pero no hay nada más allá, apenas contenido político.
No hay una América progresista y una América conservadora, hay los Estados Unidos de América. No hay una América negra y una América blanca, una América latina y una América asiática, hay los Estados Unidos de América (...) somos un único pueblo, todos hemos prestado juramento de fidelidad a la bandera, todos defendemos a los Estados Unidos de América.
Esta frase, útil para cualquiera de los dos candidatos, pero pronunciada casi como una letanía por Obama, sólo llama a la causa común pero no define un programa político. No propone ningún cambio sobre nada, es sólo retórica sencilla que, acompañada de una enorme campaña publicitaria, sirve para movilizar a un electorado al que sólo se le pide que legitime un cambio de nombres, no de políticas.
¿Qué aporta Obama? Lo veremos en seguida pero no nos esperemos cambios espectaculares, hay demasiado por corregir y Obama no parece dispuesto en el país de las desigualdades.
He seguido parte de las informaciones sobre Estados Unidos a través de los magníficos reportajes para el Telediario de TVE del maestro Vicente Romero, el responsable de aquel mítico En Portada, y uno de los pocos periodistas imprescindibles de este país.
Os dejo una de sus crónicas desde New York, emitida ayer mismo.
Echad un vistazo al resto en la página de RTVE, son realmente aconsejables.
2 comentarios:
Julio, gracias. Hoy mismo un alumno me ha preguntado mi opinión sobre la elección de Obama y no he sido capaz de decirle mucho. Ahora ya sé que lo que quería decirle estaba en este blog: que se prepare mañana.
¿Y ahora qué? eso digo yo ¿estará ésta entrada hasta fin de milenio o sólo hasta Año Nuevo?
¡Que empieces bien la semana!
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