CÓMO SER JOHN MALKOVICH

Uno de esos conocidos que entienden que el cine original debe ser inversamente proporcional a la inteligencia del espectador nos recomendó La Ciencia del Sueño como el culmen del cine independiente, y aunque comienza muy bien, pronto se pierde en excesos de nada con la intención de disimular un guión que se nos antojó un tanto pobre. Nos acordamos, entonces, de la muchísimo más recomendable, original e inteligente "Cómo ser John Malkovich" (Jonze, 1999), una increible historia a modo de fábula surreal en la que un marionetista empleado en la oficina más extraña del mundo encuentra un túnel que le comunica directamente con el cerebro de John Malkovic.
¿Acaso no somos todos marionetas al arbitrio de un demente? (la de posibilidades que desperdicio aislando esta frase en mitad de una pretenciosa crítica cinematográfica)
La opción de habitar en el interior de John Malkovich le permite a Craig Schwartz, interpretado por el siempre magistral John Cusack, convertirse en una suerte de Dios que maneja, a base de Breton y existencialismo envasado, la mente del desafortunado actor.
Sin embargo, a medida que la película avanza el planteamiento inical, mucho más próximo a la Filosofía que a un cómodo sofá de clase media, se pierde en favor de un casi inocente y convencional triángulo amoroso que acaba con las posibilidades más arriesgadas de la película.
No dejéis de echarle un vistazo, no obstante, si tenéis oportunidad pues es un ejercicio muchísimo más saludable que cualquier telefilm de esos que ponen en Antena 3 e invita a una conversación más extensa que la que permite semejante programación televisiva.