martes, 3 de julio de 2012

Alterno la afonía y la tos que me agotan desde el miércoles con el parpadeo de los semáforos en ambar que me dejan y no cruzar desde acá como si allá todavía, pero disculpa si uno vive como un golpe en la pared, cosas de la música fácil que escuchabas mano sobre mano. Por tomar la mía, mi amor, hoy vuelvo a las costumbres que me ayudan a olvidar que otros te llaman por tu nombre igual que te llamaba yo. Seguro no es el mejor momento, no sabré cómo decirte hasta luego sin que se note el salto hacia atrás de quien se sabe en el frío de un martes amarillo o entre los escombros de El Padrino II.  Se me caen las consonantes. Mírame bien o simplemente callame con un beso.






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