Preciosa cabría añadir a vestido corto, manzana golden y parada de autobús. La próxima vez que te mire ya será invierno. Y a la siguiente ya habrás subido al 70, habrás puesto las manos así sobre las piernas y habrás bostezado de sueño y asiento de ventanilla mientras me tira de la correa y amenaza porque hoy tampoco le has mirado. No sabe que la única vez que lo hiciste, en realidad, me mirabas a mí. Tendríamos que hablar con él.
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