Nadie escarmienta en cabeza ajena, nos dijo la madre de un heroinómano de mi barrio a la que entrevistamos para una revista local, hace ya muchos años. La frase la utilizamos como título para la nota porque, aunque sea cierto, sí nos parecía necesaria la información para, si no escarmentar, al menos estar prevenido.
Me acordaba de esto el otro día viendo Postales desde el filo (Nichols, 1990), la adaptación al cine de la novela autobiográfica de Carrie Fisher,en la que la propia actriz también participó como guionista. Cierto que la película no nos gustó demasiado pero es un más que interesante reflejo de una fama mal llevada, una familia desestructurada, una madre alcoholizada o un Hollywood envidioso y/o mezquino. Contado así, y si te digo que está protagonizada por Meryl Streep parece que se trata del dramón del siglo pero Fisher es capaz de reirse de sí misma, y consigue construir una divertida comedia con algún que otro toque de sarcástica irónia de la que duele cuando te paras a pensar. Junto a Meryl Streep una tremenda Shirley MacLaine interpretando(se?) el papel de nefasta madre o los cameos de quienes quisieron colaborar con el proyecto casi desinteresadamente, Gene Hackman, Richard Dreyfuss o Rob Reiner. Dennis Quaid hace de novio imbécil (qué bien hacía de novio imbécil este chico, ahora relegado por Ben Affleck) y los casi debutantes Annette Bening y Oliver Platt cierran el conocido reparto.
Para los chicos de mi generación hay un momento cinematográfico cumbre, de los que marcan un antes y un después: la Princesa Leia convertida en prisionera de Jabba The Hut. Supongo que era uno de los motivos para ver Postales desde el filo, que cinematográficamente hablando no nos llegaba demasiado, pero la vida de Carrie Fisher y su posterior decadencia son realmente significativas, incluso desde un punto de vista clínico. Hija de Debbie Reynolds, sí hombre!, la de Cantando bajo la lluvia, vive los fracasos sentimentales de una madre alcohólica y despreocupada, motivo por el que s econvierte en una adolescente problemática? mientras casi sin querer le llega, con apenas 21 años, la fama intergaláctica gracias a la Princesa Leila. A partir de ahí, y apesar de participar en algunas de mis películas favoritas; The Blues Brothers (Landis, 1980) Hannah y sus hermanas (Allen, 1986) Cuando Harry encontró a Sally (Reiner, 1989) la carrera de Carrie Fisher caía en picado de forma inversamente proporcional al consumo de drogas hasta que, en 1990, el internamiento en una clínica de desintoxicación le permitió recuperar parte de su vida cinematográfica para regresar como una secundaria, de esas que dices: "Anda! pero si es..." sin demasiado éxito pero supongo que para ir tirando sí le da.
Ahora que caigo, el chico heroinómano de mi barrio no tenía dinero para pagarse una clínica de rehabilitación y su madre nos tuvo que dejar para visitarle en Carabanchel, cosas de las desigualdades de clase.
Te dejo el tema final de Postales dese el filo se llevó el Oscar a la mejor canción, es cosa de los Blue Rodeo, una banda canadiense de country.
y, por supuesto, a Leia prisionera de Jabba the Hut
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