martes, 22 de febrero de 2011

VIERNES 3 A. M.

Demasiado tarde, como casi siempre, y lejos y un poco sólo y a tu lado el bloc de notas sobre el sofá y alguien dice alerta señalando en el mapa Madrid y viento y más allá Charly a esa hora en la que ya es mañana y le susurras a una copa en la que tus labios son la parte quebrada de unas manos extendidas. Cuándo termina este olor a casa deshabitada, este color de sombras a la espalda, ese solo de piano solo como de agua o de espinas o de eso que existe entre nosotros ahora que dejamos de odiarnos como dejamos de querernos. Sabés? Ahora apenas soy capaz de sostener de pie ese reseco campo de asfalto en el que todavía, de nueve a cinco, me dejo las uñas buscando la playa debajo, (que sigo soñando, a veces también con tu pequeño cuerpo de mujer guitarra) buscando el poema que quería escribirte y que ya lo escribiste vos a falta de alguien mejor.
Demasiado al sur, supongo, pero gracias.
Y demasiado tiempo tragándonos las palabras, ya ves, que se nos ha hecho la digestión de varios años atrás, de varias veces olvidadas. Dame un minuto.
Ya está.
Ya pasó.
Es que en las noticias hablaron de ti, pero no se dieron cuenta.
Tranquila, es sólo viernes, 3 a. m.


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