miércoles, 23 de enero de 2013

- El tiempo es un extraño lugar- Le dice como cobijándose en su oreja, con una voz suave que pretendiera no despertar los fantasmas que seguro la porcelana, el reloj de cadena, la muñeca de trapo que ella observa despacio y a veces toma y consulta el precio y revisa como calculando al cambio y coloca de nuevo en el estante pensando en el mejor regalo para Tía Luisa sin que el dependiente deje de observarla, solícito imagina, salvo para apartar el vuelo de un invisible insecto que probablemente también sea parte de las antigüedades que sin pudor anuncia el cartel del escaparate.

-Entonces antigüedad y polvoriento son sinónimos.- Insiste cuando es evidente que no es el mejor momento para el sarcasmo que él llama obviedad y ella prepotencia.

-Puedes salir fuera si lo prefieres.-Le sugiere con la parsimonia de lo cotidiano.

Fuera es un soleado miércoles de pueblo costero, placita circular, posiblemente el último Chesterfield y la prensa local que Tour d'France y pronóstico reservado para el futuro del matrimonio de no sé qué pareja de actores, con lo que -Cariño...- señalando lo indeterminado que puede abarcar con la mirada y una mano que ya roza el pomo de salida, mientras ella asiente como debería asentir Maria Antonieta, se le ocurre fijándose en su cuello desnudo, resguardo siempre de una cadena dorada y del beso que él a veces como si de una guillotina, pero ya está fuera y se le escapa esto último al mismo tiempo que cambia las gafas por las de sol, respira profundo y descubre un asiento de piedra lo suficientemente alejado del resto del mundo, aunque la plaza vacía a esas horas y a ese sol, como para que el editorial que menciona a Kepler y a Philip K. Dick en la misma frase
No está seguro, la lectura y la necesidad de concentrarse para intentar traducir, realmente quien sabe francés es ella, de cuándo ni de por dónde ha aparecido, pero una jovencita se acerca algo temerosa hacía su asiento, sin dejar de mirar a ambos lados, lo que ya de por sí resulta chocante y más aún que la niña vista uniforme de colegio cuando podría asegurar que incluso en el Rosellón las clases se suspenden en el mes de julio.
Sin importarle su presencia la niña se sitúa frente al banco, encuentra fácilmente una rendija entre la piedra y la pared e introduce un trocito de papel cuadriculado justo en el instante en que se sorprende de encontrarlo, divertido, periódico en mano, observándola tan atentamente que casi cree reconocer las mismas pecas sobre la nariz que su novia aunque apenas le da tiempo a asombrarse porque la niña desaparece a la carrera por una de las callejuelas. Exáctamente la opuesta a la que ve asomarse un muchacho de, más o menos, su misma edad, que no puede más que desviar su camino cuando comprueba que el banco está ocupado y se decide por entrar en la tienda de antigüedades.
Seguro es el destinatario de la nota, se dice, y creyendo encontrar un bonito tema para una de esas cosas que escribe la toma, desdobla y lee sin problemas porque, curioso, está escrita en español.

" Al final me marcho a España el viernes con mi tía. Escápate conmigo. Te espero en la tienda esta noche."

En el fondo se alegra de haber encontrado la nota y hasta de haber impedido involuntariamente que llegase a su destinatario porque aunque promete el inicio de una romántica aventura, que a base de letras seguro un relato, en la práctica la vida es otra cosa que casi siempre sale mal.
La tienda debe ser esta de las antigüedades, piensa, ahora que repasa todos los datos y está casi seguro de que el muchacho tenía un enorme parecido con el dependiente, igual que ella....



Llevo más de una semana para acabar el relato y no consigo saber cómo termina. Es un problema de tiempo, me digo, no tanto de número, aunque al principio estaba escrito en primera persona, pero es evidente que necesita de una tercera persona. Entonces que si las clases, que si el niño, que si ya me pondré luego, supongo que por evitar lo inevitable, es decir, que el tiempo resulte ser circular como realmente sospechábamos. Pero ayer, esos prontos que a veces, y claro, por más que queramos el tiempo no es circular, mi amor, tampoco es lineal, ya lo sabemos, más bien el tiempo es un extraño lugar, si está ahí escrito, al principio de todo, en el que por más que queramos vernos con ojos de catorce años han pasado lo menos otros veinte y ya la vida es otra cosa. Tal vez ni se reconocieron, quiero creer, aunque sé que seguro las manos rozándose al intercambio de monedas, una sonrisa mientras él empaqueta para regalo, un vuelve pronto sabiendo que uno no vuelve, que más bien revuelve y todo queda desordenado y confuso y con catorce años los ojos que te ven miran de un modo distinto.


...una mano lo rescata de sus pensamientos preguntándole si está bien, mientras con la otra se guarda una tarjeta de visita y él le pregunta- ¿Habías estado aquí antes?-¿Por...? Responde ella mirando el papel cuadriculado, ahora ya amarillo, que asoma por el bolsillo de su camisa.





8 comentarios:

Anónimo dijo...

Amigo,sin duda,somos tiempo.

J. Oliva dijo...

somos el tiempo que nos queda, dice mi admirado Caballero Bonald

Anónimo dijo...

Del actual Premio Cervantes, te recomiendo:"Entreguerras"

J. Oliva dijo...

casi todo Caballero Bonald es recomendable, verdad? Con esto del tiempo a mi me gusta Volver a Empezar" el pasado que viene nunca será ya el mismo que el que acaba de irse"
No sé cuál es Entreguerras...

gracias por la sugerencia

Anónimo dijo...

Es la última publicación de Caballero Bonald

J. Oliva dijo...

por eso no la conocía.
Oye y a qué viene ese anonimato? Aquí somos todos colegas, y ya, incluso Ricky, nuestro anónimo oficial, prescinde de él.
abrazos

Pelirroja dijo...

... la vida es otra cosa que casi siempre sale mal???!! Me ha dolido enel alma, Julio.

J. Oliva dijo...

y dónde si no te iba a doler, Pelirroja????