martes, 27 de enero de 2009

EL OJO DEL SILENCIO

Usted mira esa mancha de color verde y ve un bosque, incluso percibe ciertos matices como si un animal atravesara en diagonal marrón, y las nubes, por supuesto. Usted necesita que esa mancha de color verde sea un bosque y poder tranquilizar su lógica aplastante y quedar en paz consigo mismo; verde bosque, nubes en lo alto, sábado 19 de marzo. Pero usted comete el error de quedarse parado ante la tela un segundo más de lo necesario y cree sentir un diminuto grito verde escurrirse por entre las nubes ¿marrón? Pero verde bosque, nubes en lo alto, folleto aclarativo: San Luis, 1943, matizando en diagonal como si un animal, ahora es casi imposible no escucharlo, aullase a esa enorme mancha que parece avanzar ante su pavorosa mirada y las nubes en lo alto. Usted busca entre el resto de visitantes si también ellos el aullido o demasiada oficina esta semana, si algún responsable ante quien plantear que esa mancha, pero usted se sabe solo cuando ese aullido, insoportablemente verde, inundando la sala de diagonales, le atrapa en un bosque de nubes y óleo sobre tela, en la que, allá en lo alto, una voz marrón guardando silencio ante el aullido que obliga al personal de seguridad a invitarle a abandonar la sala y usted accede justo cuando comprende que esa mancha verde es un bosque, y percibe ciertos matices como si un animal en diagonal marrón, y las nubes, por supuesto.








2 comentarios:

Escrito en la pared dijo...

Max Ernst, no?

J. Oliva dijo...

Efectivamente, influencia surrealista de nuestra cotidiana labor, supongo.