Carreras, bomberos arrestados, policias aporreando ancianos, Raúl reconoce cada vez menos este país al que vuelve un par de semanas al año, hoy con Gelman en la portada del periódico y Quadrophenia, una revista del D.F., que nos regala luego de los besos y unas cervezas anotadas por el camarero a disgusto porque Raúl pide alguna marca minoritaria, de esas que sólo él, y que por supuesto no tienen. En Quadrophenia, lo pronuncia con ese acento mexicano que se le está quedando y que me hace tanta gracia, estoy a punto de hacer un chiste pero ella me roza por debajo de la mesa, en lo que creí un gesto erótico y que sin embargo se convierte en una patada, en Quadrophenia, digo, hay una entrevista a un pintor, otra a no sé quién más, y una cita de Jeff West (pone Jefferson West) que por eso nos la trae. Me enternece que, tan siglo XX, siga prefiriendo un recorte de prensa al e-book en el que ella almacena tantos títulos que no leerá nunca y que ahora Raúl maneja como si de un objeto extraterrestre y en el fondo lo es, le confieso, porque yo tampoco ni idea, y sale uno de Galdós. Es que viene por defecto, se disculpa quitándoselo de las manos y guardándolo otra vez en el bolso, sobre la falda. Siempre pensé que Galdós era defectuoso, apostillo en el Miau! que es donde hemos quedado con Raúl, y posiblemente el mejor lugar para apostillar sobre Galdós. Total que Jeff West en Quadrophenia y una de esas frases con toda la apariencia de inocuidad pero que en verdad algo así como las miradas que, de vez en cuando, se lanzan y que por suerte terminan chocándose en las jarras, de nuevo vacías, y camarero, por favor, otras tres que aún no le hemos cogido la perspectiva republicana a la calle Príncipe. A lo que el camarero nos mira como a los imbéciles que debemos parecer con acento mexicano, irlandés y catalán, y una revista llamada Quadrophenia en la que Jefferson West junto a un anuncio de tabaco, que en México todavía fuman y como Raúl también salen, comparten el mechero, se les vuela el pelo como si alguien hubiera abierto otra vez la puerta, ríen, le pone la mano en el hombro, vuelven a reir. De vez en cuando ella mira hacia el interior donde yo fingiendo que Quadrophenia aunque ella sabe y yo sé que sabe y Raúl, hablando de cosas sin importancia, seguro que sabe también. Así que cuando vuelven, y después de repasar que Mesoamérica, que Antropología, que ¿te acuerdas de aquella profesora? Nos dan las doce y veinte y ya vamos teniendo una edad y frío y Raúl que viene a ver a sus padres mañana marcha al pueblito y necesita dormir porque el jet lag y nosotros que también nos vamos, remoloneando, un abrazo grande, un beso pequeño.
Camino de Sevilla le vemos alejarse hacia Atocha mientras ella saca el móvil, llama a su novio italiano, le dice te quiero y cuelga y me mira como si estuviese a punto de llorar.
Bueno, y al final qué ponía en la frase esa de Jeff West?
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