martes, 17 de enero de 2012

DIOS SALVE AL CONSELLEIRO

Ante todo debo decir que no me alegro de que se haya muerto Fraga, tampoco me entristece, simplemente me da igual, lo que no me puede dar igual son los innumerables titulares cargados de distorsiones de la realidad que he podido leer en los últimos días, arquitecto de la derecha democrática, dice el ABC, el hombre que guió la derecha hasta la democracia, dice El Mundo, líder de la dictadura a la democracia, apunta El País, padre del centro derecha, asegura La Razón. Además los líderes políticos de los principales partidos le elogian, como el mismo presidente Rajoy que dice que a Fraga le guió su amor por España. Es increible cómo se puede manipular la Historia o como cualquiera cuando muere se convierte en una buena persona.
El verdadero Fraga, no el tipo ese del que hablan los periódicos, fue un tipo extremadamente derechista y de demócrata tenía más bien poco. No voy a repetir, como decía Pablito, que la derecha es intrísecamente antidemocrática, pero en el caso de Fraga su posicionamiento afavor de un estado democrático siempre fue producto más de real politik que de convicción personal como él mismo se encargaba de recordar. En todo momento se opuso a la legalización del Partido Comunista, calificababa Franco de gran hombre, consideraba la homosexualidad como una anomalía, instado a condenar su papel destacado durante el franquismo respondió que sólo pide perdón ante Dios. De hecho, estos días que se recuerda a Fraga como una voz disonante del franquismo debería matizar este dato antes de que se convierta en una verdad a base de reptirlo. A finales de los sesenta, momento en el que Fraga era ministro de Información del régimen franquista, se produce una lucha de poder entre los tecnócratas del opus y aquellos que pretenden moderar el régimen en vista de la posible inclusión de España en instituciones internacionales, como la CEE, a las que no tenía acceso por su régimen dictatorial. Fraga se sitúa entre estos últimos y de ahí que favorezca la difusión del escándalo MATESA (un caso de malversación de dinero público, de los muchos que se producían durante el frnaquismo) para desprestigiar a los tecnócratas, en ese momento con más poder, lo que conlleva la salida de Fraga del gobierno, tras 7 años como ministro, y su traslado a Londres como embajador. Cierto que en ese momento se ganó la fama de voz disonante cuando en realidad sólo se trataba del perdedor de una lucha interna del franquismo. Durante la nefasta Transición a la democracia Fraga encabezó el sector aperturista del franquismo más derechista, mientras que los franquistas moderados se incorporaron a la UCD, y los más rancios sucumbieron en la Unión Nacional de Blas Piñar. Los resultados electorales no fueron excesivamente buenos para la AP de Fraga que se presentaba en coalición con partidos liberales como PDP, donde militaba una jovencita Esperanza Aguirre. Sólo las divisiones internas de la UCD provocaron el éxodo masivo hacia AP de militantes y simpatizantes de aquella y su conversión, ya en 1990 en el actual PP.
Fraga no fue una figura clave de la Transición, (lo fue en tanto que acaparó el voto franquista y posibilitó la inclusión de estos en el nuevo sistema propiciando que muchos franquistas como él no fuesen juzgados por su papel durante la dictadura) no formó parte del primer gobierno de Suárez, el que le encarga el Rey para preparar la Transición cuando aún no hay partidos políticos como tales, y si participa en la redacción de la Constitución fue porque era el líder de la cuarta fuerza política del Parlamento con una presencia similar a la de nacionalista catalanes o vascos, no por prestigio ni nada parecido como parece hacernos creer algún editorialista de la Razón.
La Historia es interpretación, no me cabe duda, pero no podemos permitir que nos confundan interpretación con manipulación.



No hay comentarios: