lunes, 20 de septiembre de 2010

UN BUEN HOMBRE

Hoy, en la facultad, hubiésemos brindado por Labordeta como aquel día en que se enfrentó, en el parlamento, a la bancada del PP harto de continuas interrupciones y les arrojó su célebre..a ustedes les fastida que vengamos aquí la gente que hemos estado torturados por la dictadura a poder hablar, eso es lo que les jode a ustedes, ¡coño! ¡A la mierda!




Llegamos tarde a Labordeta, como a casi todo, cuando, ya, para la mayoría era ese tipo de los reportajes aburridísimos de la 2 ó, como mucho, fíjate tú, un diputado en Las Cortes. Pero además, y sobre todo, Labordeta era un Catedrático de Historia que había luchado por dignificar la educación pública, un poeta poco conocido, hermano de Miguel Labordeta, uno de los autores más originales de mediados del siglo XX, un cantautor del que casi nada conocíamos, salvo el Canto a la libertad. Creo que era en 1999 cuando vimos que actuaba en Galileo, en Madrid, y estuvimos llamando para reservar unas entradas que, no sé por qué, quedaron en el limbo y nos tuvimos que conformar con que Carlos Caravantes nos contase, en su clase de doctorado, porque él sí había ido a escucharle.
Brindaríamos sabiendo que hay quienes, por más que se empeñen, no mueren nunca. Que hay quienes por más que se empeñen se convierten en referentes ya no para una generación sino para un modo de vida, comprometida, libre y combativa. Brindaríamos por aquellos que piensan que todos los políticos son iguales, que ya nadie apuesta por el ser humano, que los poetas están todos locos, que ser de izquierdas ya no se lleva, que quienes creen que merece la pena seguir caminando están equivocados. Brindaríamos porque equivocados y todo, elegimos nuestro propio error. Brindaríamos y brindamos y volveremos a brindar como aquel día en que Labordeta dignificó la palabra público y entendimos que quiere decir de todos.
Ayer veíamos en CNN+ una entrevista que le realizara, hace unos años, Antonio San José y al acabar Mari sólo pudo decir, era un buen hombre. Y brindamos porque creemos que existen buenos hombres, aunque la mayoría nos haga creer lo contrario.


3 comentarios:

Jita dijo...

Me costó mucho creer que había muerto...
Sólo nos queda aprender de esta persona que tantos buenos principios tenía y defendía, hoy y mañana nos tocará defenderlos como nunca.
Grande Labordeta.

Anónimo dijo...

Por eso muchos le odiaban, porque era un buen hombre.

J. Oliva dijo...

Nos encontraremos defendiendo esos principios sin finales, Borja.
un abrazo