No me gusta Leiva y lo sabes. Es postureo generacional. La primera vez que vimos a Pereza pensamos "estos se creen que son..." Igual mi hermano no aguantaba a Los Rodríguez con el mismo argumento. También tú puedes decir que yo soy una mala copia de Cortázar, lo que sabes que me enorgullece más que herirme y lo mismo, imagino, les pasa a Los Rodríguez o a Leiva. Pero como soy un tipo muy prejuicioso paso de escucharle, digo, a Leiva, y tú insistes y me envías, disfrazada de versión, con la terrible crueldad que te caracteriza, esta historieta que te permites, incluso a la guitarra, y que no pondré más que en la versión original porque no me demandes el copyright
Y sí, estribillo pegadizo y eso del pop blandito que te gusta mientras la Historia (la que se escribe con mayúsculas y boli bic) se me va de las manos y decide construirse por sí sola, que es, por otra parte, lo que suele suceder con las Historias Contemporáneas, que tienen la mala costumbre de convertirse en cualquier otra cosa; en las Matemáticas del despeje la incógnita, en las Físicas de cuerpos que se atraen y repelen, en las Lenguas que ¡qué te voy a decir de las lenguas! que se muerden por no tener nada mejor que morder, de las que se secan cuando se les pasa la hora sin haber pronunciado ninguna palabra mejor que la letra de una canción que, entre nosotros, es un poco tonta, no?
Así que viernes de corregir exámenes, preparar la comida, tararear esta maldita cosa que cantas esperando a que vuelvas del trabajo y traigas un beso de los que me quiten el dolor de cabeza.
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