lunes, 2 de diciembre de 2013

ESCRIBAMOS ALGO JUNTOS (VI)

Cada año me lo ponéis más difícil y por eso me encanta que escribamos algo juntos. Ya ves la extensión de esta entrada con lo que deduces bien si piensas que el texto ha quedado enorme, y no solo en extensión. Esta vez te juro que pretendía hacer un texto positivo, dice ven aquí, túmbate a mi lado...en fin, nada de amores imposibles y eso...pero, claro, esto es A veces llueve e imagino que los lectores ya están predispuestos y si digo ven entendéis que es porque se está yendo y ya tenemos un texto acorde a lo que se espera de este blog.
Se os veía con ganas. En los tres primeros días de convocatoria ya contaba con cinco aportaciones, que al final han sido nueve, todo un record porque en ninguna de las veces anteriores nos habíamos juntado tantos. Ricky y Le Fleu, como siempre, responden al juego de inmediato, así como los habituales Edu y Natalia, cosas de la tecnología, escribiendo desde Pamplona y Nicosia, como también desde lejos, desde Girona, se acuerda Ramón Freixenet de construir esta vez el inicio del texto. Alfonso también se animó pese a que hacía tiempo que no aparecía por aquí. Edu García, exámenes de por medio y la primera aportación y espero que no última de Bely completan este precioso texto.

Gracias a todos por participar




Miras los escenarios que, evaneciendo y emergiendo, se solapan unos a otros. Un regalo de esta naturaleza no sucede a menudo. Miras la maravilla. Se diría que es para ti. Toda para ti. Adviertes que no estás solo. Miras la huella nerviosa que sueltan las criaturas, invisible en derredor. Miras y remiras el entorno y te ves haciendo surf sobre mares verticales, jardines de cristal, lunas crepusculares ansiosas por engendrar planetas, estrellas, galaxias distantes. Miras hacia donde el sol continúa desplazándose por la inmensidad de la nada, con una dirección establecida quién sabe por qué o por quién, con el ansia de llegar quizá a otro lugar mejor o probablemente peor. Allí donde no existe el cuándo, donde no hay cómo ni por qué. Allí  donde te dejabas abrazar mientras perseguíamos esos atardeceres que huían sin remedio. Y después, en esas noches que parecían años, repentinamente te ponías en pie. Con dos copas de más cogías aquel libro que te regalé y, junto a la luz de esa hoguera que chisporroteaba hasta morir, comenzabas a recitar esos poemas que nunca conseguí entender. Pero daba igual,  porque sabía que no importaba nada más que tu sonrisa.
Muéstrame el sabor de tus labios, dime si es lima, naranja o caramelo. Déjame volver a sentir tu calor, volver a sentir tu sonrisa y salir de este oscuro lugar, déjame volver a la vida, déjame saborear tu olor. No me digas que me odias, no me digas que no existo, dime que, por diminuta que sea, aún hay una caja con mis recuerdos en tu habitación, tu habitación con sabor a mar
Pero ven. Túmbate a mi lado. Deja que te dibuje con los dedos como dibuja el mar en la playa esos caminos de saliva y sal y piedras que aparecen de pronto y niños riendo y gaviotas que se marchan hacia donde el sol. Por la angustia del café que ya no tomaremos, la esquina del jueves en que te bebí por primera vez, la indescifrable tarde tan llena de sol y soledad, el septiembre que me dirá que todo ha sido mentira o el tímido “avecedario” de “a veces” imposibles.
Pero no te alejes. 
Sé que te lo pido sin razón, pero ya noto las yemas de tus dedos pasando sobre las mías, escapándose. Ahora sólo me queda preguntarme si volverás. Vuelve y así mis heridas quedarán entrelazadas con tu boca, tumbadas en mi piel revuelta en arena, con restos de color en las toallas, y un par de versos en blanco y negro de poesía barata, que terminará en la caracola dibujada, ésa que quizás algún día encuentres, para que oigas desde un mañana, que viniste, para irte después cómo con prisa, y dejarme sola con el sabor a sal y despedida. Un poco desnuda todavía, esperando a que volvieras para escribir una vez más, e intentar quitar el ritmo artificial de las letras que te escribo. Sin dirigirme a ti por haberme dejado en la estación del viaje, en el episodio que sale del recorrido, y ahora que no queda mucho del camino, te lo garabateo para...  

y mientras miro para otro lado se te olvida respirar, despegándose de la piel la vida, como lanzar cartas al océano.










9 comentarios:

Natalia dijo...

Creo que es el mejor de todos con muchísima diferencia. ¿Será que cuantos más participan sale mejor?

J. Oliva dijo...

yo también creo que cuántos más mejor, pero amí me gustan todos, no este más que otros, lo que es seguro cada vez nos superamos. Un día escribimos un relato juntos

ricky dijo...

La verdad es que ha quedado espectacular.
Mi contribución esta vez ha sido exigua para tamaño relato, pero si me subes mis honorarios de un céntimo por palabra prometo esforzarme más para la séptima entrega.

J. Oliva dijo...

Tu contribución ha sido magistral. No es habitual revelarlo pero esta vez diré que la parte de Ricky es justo la última frase, sin ella queda como cojo el texto

ricky dijo...

Gracias por el calificativo, sobre todo viniendo de un escritor profesional y muy bueno además. Pero creo que todo el texto entero es muy bueno, lo mio es uno más, y pasado por tu minipiner se sale.

Pero por ese halago te pido un aumento de sueldo. Un euro por párrafo.

J. Oliva dijo...

No soy un escritor profesional, Ricky, es más tengo bastantes problemas para que me publiquen el manuscrito en el que trabajo ahora, pero tienes razón, el texto es muy bueno. cada vez nos salen mejor.
En cuanto al euro...
Me sale más barato invitarte a cervezas...

Eduardo dijo...

Enhorabuena, Julio: los mismos ingredientes se pueden cocinar de mil maneras distintas y tus platos siempre salen fantásticos. ¿Para cuándo una novela?
Por cierto, no me extraña que no te quieran publicar el "manuscrito": ¿has probado a enviar un archivo de Word?
Eres muy grande.

rosicler dijo...

enhorabuena chicos, el texto resultante funciona, el próximo debería de ser mejor.
un abrazo

J. Oliva dijo...

Me alegro de que te guste Edu. Cierto que uno d elos inconvenientes de que no me publiquen es que no envío el manuscrito a ninguna parte, pero tú bien sabes que la continuidad en este mundillo es difícil de conseguir. Lanovela, creo que la empezaré este verano, me encuentro animado.

Ramón, enhorabuena a tí también, es cosa de todos. Seguro que el siguiente nos sale mejor, pero vamos subiendo tan alto el listón que...