QUE SE CALLEN!

A eso de las once y media alguien grita un fantasmagórico Viva España justo bajo la ventana de Nicolás despertándolo aterrado y sin capacidad de consuelo hasta mucho más tarde, lo que no me negarás es bastante simbólico. No en vano Nicolás lleva los genes de quienes tuvieron que abandonar su casa hostigados por aquellos que gritaban exactamente lo mismo en los años treinta.
Y tras el grito bocinas, petardos, más gritos, un niño que por su voz no debería tener más de diez años haciendo un comentario extremadamente soez, una explosión de patética algarabía de CI -3. Que se les llena la boca de Xavi o de Iker a los mismos que reniegan del carácter plurinacional del estado en el que viven.
No quiero compartir su alegría de eurovegasianos, no quiero impedir el sueño de quienes saben que no dormir esta noche supone no soñar o soñar lo que al sistema le conviene, no quiero formar parte de una alienada comitiva que destroza el alumbrado público, asusta a un niño de dos años, no es capaz de movilizarse ante los recortes en servicios básicos, y a eso lo llama Eurocopa.
Que se callen!
Que se callen todos!
Que se traguen sus apestosas banderas de punto final y pactos de la Moncloa y se envuelvan sus fascistoides corazones tan fuerte que les estalle en millones de confeti del Monumental.
Que se empalen con sus bocinas rojigualdas y vomiten ordenadamente sus vísceras formando en el piso un perfecto 4-4-2
Que se ahoguen con sus propias lenguas al compás de yo soy español intentando construir una frase subordinada como si supieran qué es eso.
Que les revienten los ojos sus cohetes de Panenka, total ya están ciegos si no son capaces de ver que el fútbol es el opio del pueblo.
Que se estrellen con sus ultranacionalistas automóviles y se les clave el claxon en mitad del esternón como si de un tiro libre por la escuadra.
Que se mueran!
Que se mueran todos!
O que gane Alemania ya de una vez, joder! que para eso inventaron los ingleses este deporte.