miércoles, 31 de agosto de 2011

EL MUNDO DE AYER

Se muerde las uñas como cuando tenía doce años y sabía que las niñas de doce años no deben morderse las uñas mientras movido por el aire te llega tu nombre desde mis labios que ahora sonrisa a mano alzada y otra vez tu nombre en mitad de la tormenta de avisos que por megafonía el tren de no sé dónde en la vía dos, y espero que no sea el tuyo porque ya han pasado unos cuantos desde que de dónde salís? y podría decir: del charco en que me dejaste, amor, pero me sale de ese otro tren, porque ahora soy un escritor de oficina y cuento los años en zapatos gastados y me guardo los reproches en el Carlos Fuentes, edición del noventa y siete, que miras de reojo como queriendo preguntar si es el mismo que, pero mejor cómo te va. Qué hacés por acá? Buscaba el final del túnel, digo de pronto. Qué quieres, uno no puede dejar de ser quien es, y al final del túnel estás tú. Y por entre las puertas la ciudad llena de semáforos y de cifras y anochece todavía y ya me esperas con el coche en marcha porque recibiste mi mensaje que acababa con un te quiero e, impaciente, intentas adivinar con quién hablo mientras improvisas una cola de caballo que atas a tu nuca y sales del coche saludando desde lejos con el cigarrillo encendido.Y vos, a punto de partir, anotas algo en un papel de los que siempre habitan los bolsillos de los viajeros, después de fijarte en cómo la saludo, como se saluda al amor que no ves desde hace dos semanas, con los mismos ojos que hace apenas un minuto te miraban, como quien sabe que las salidas de los túneles también son las entradas y del lado de acá, tenés que irte? Puede esperar. Cuánto?
Acaso entre tú y yo no exista nada más que el tiempo, amor.
Ahora sí parece que el altavoz o posiblemente lo has inventado. Un hasta luego y el papel deslizándose de tu mano a la mía en un acto de prestidigitador. La maleta que parece medio vacía, tampoco dejás tanto atrás. Esa sonrisa. La noche colándose por entre las puertas. Un beso de dos semanas sin vernos. A qué no sabes a quién me acabo de encontrar?



No necesitaba que lo escribieras pero por si acaso aún guardo el papelito; al final del túnel está ella y una de esas caritas sonrientes

2 comentarios:

Sol en las alturas dijo...

Hay papeles con escritos que valen mucho más que cualquier palabra pronunciada frente a la persona...

Viajemos.

J. Oliva dijo...

viajemos...