miércoles, 24 de marzo de 2010

LOS SONIDOS DE LA CIUDAD

En aquellas tardes la radio siempre estaba encendida. Empezaba con Diálogos 3, tal vez antes el final de Área Reservada, luego El Ambigú, Disco Pop y Pioneros. Cierto que a veces estudiaba, que otras veces salía de mi cuarto, que otras veces leía, que otras veces...pero siempre la radio.

El lunes volvía de Brunete sin compañía alguna, lo que no deja de ser una novedad, en el autobús siempre coincidimos unos cuantos, y pude escuchar de nuevo El Ambigú programa al que había perdido la pista después de tantos cambios de programación y de tantos otros en los horarios de mi vida, para volver a aquellas tardes auaque fuera en un trayecto de 45 minutos. Sin embargo, cualquier retorno tiene ese punto de nostágica decepción, más aún si lo primero que escuchas es una de esas canciones de antes que acompañaba la noticia de la muerte de Charlie Gillet.

Charlie Gillet era un sociólogo que se doctoró por la Universidad de Columbia con una tesis sobre el rock como fenómeno social, trabajo que más tarde, en 1970, publicaría con el nombre de The Sound of the City, traducido al español en 2003 con el título Historia del Rock. Sonido de la ciudad. Es un fenomenal y fundamental mamotreto sobre los orígenes de la música que escucho cada día y sobre todo de las repercusiones que produjo en toda una generación. No esperes encontrarte con los Stones o los Purple o cualquier otro grupo de masas, The Beatles y todo el sonido británico solo están apuntados, sino las historias de pioneros marginales, Pete Seeger, Muddy Waters, Erline Harris, quienes ya mezclaban sonidos procedentes del rhythm and blues, del hillbilly, del blues, del country, del western, para construir los inicios de un movimiento que va más allá de un mero estilo musical.



cosas como estas








Después de que me llenaran un folio por ambas caras con títulos de libros para leer en estas vacaciones (aunque me da que algunos de los títulos eran falsos, estoy seguro de que no hay ninguna obra llamada Mi profe es un borde y todavía no lo sabe) y puesto que muchos de ellos eran obras de Jordi Serra i Fabra, ayer les recomendaba a mis chicas la Historia del Rock Español que el catalán publicó a principios de los ochenta. Las obras de Gillet y de Serra i Fabra fueron todo un descubrimiento para mí; luego vino todo lo demás pero ellos me marcaron el inicio.

El lunes, escuchando El Ambigú, y después leyendo la columna que el propio Diego Manrique le dedicaba a Gillet en El País, volví a aquellas tardes con la sensación de que ya no son las mismas tardes, de que ahora sólo quedan los verbos en pasado, las veces que te escribire algo que empiece con en aquellas tardes como si las tardes no fueran más que un espacio temporal aleatorio.

El tema que te pongo es parte de la estupendísima banda sonora de la imprescindible Oh Brother! Llevo tiempo queriendo hacer una entrada sobre los Coen, algo que comience con: "Vale, Oh Brother! no es la mejor película de los Coen..."

2 comentarios:

Pelirroja dijo...

Parece que nos hacemos mayores, compi!

J. Oliva dijo...

Irremediablemente pelirroja, y tú que lo veas.