martes, 17 de febrero de 2015

ESCRIBAMOS ALGO JUNTOS VIII

Vaya, cada vez me lo ponéis más difícil. No solo porque escribís mejor que yo sino porque ene sta ocasión os habéis dispersado tanto que encontrar un hilo que conecte ha sido bastante complicado. takles así que he tenido que recortar la parrafada de Vibi sobre los compases no sé qué, ahora que es técnico de sonido, y la bonita introducción de Dani, para evitar que Madrid, que Ópera, limitase una acción atemporal y sin espacio alguno ene l que nos encontramos, o realmente no?, nos huímos, nos amammos sin amarnos, nos dejamos caer en la derrota d elo inevotable, e incluso, en cierto tono de repoche.
Una vez debo agradecer a Ricky que aportó la necessidad de huir, y de Ramón, con su maestría habitual, dejando caer que a veces es mejor no alargar lo inevitable. Edu apuesta por la postura existencialista de quien se sabe predicado de la oracíon y no sujeto, mientras Vibi acepta la derrota en interrogantes. Óscar Sotillos, vuelve a apuntarse con el toque de calidad que solo él, y el automatismo que le permite su buen hacer en los juegos de palabras, mientras Alfonso desencadena le inevitable final. Bely no niega cierta añoranza del recuerdo que aún persigue Dani con la esperanza, al menos, de encontrar una respuesta que ya sabe. Edu garcía, in estremis, aporta el comienzo que tal vez nunca debería producirse, pensarte, escribirte, buscarte... Natalia , primera en responder como casi siempre, encontró la bonita banda sonora del principio, y el propio Dani aporta la del final.

No sé, parece denso, pero si lo lees un par de veces cobra el maravilloso sentido de los anteriores, veras...




Si, ahora cuento los días desde tu último mensaje. Y pienso en escribirte, y mientras lo hago ya te he escrito, y cuando me doy cuenta ya lo he borrado. Y con algún tropiezo, un día, te enviaré alguna palabra, o una letra, solo por caer en la tentación de volver a saber de ti cuando ni tú ni yo queremos saber nada más. O quizás sí, no sé. …en todo caso, aceptar la idea de que podamos volver a encontrarnos con la inesperada brusquedad de quien en algún momento, entre dos actos de una pieza teatral, por ejemplo, deja las palabras a un lado, «ha sido una gran actuación», «sí, pero no es lo mismo sin el acompañamiento musical», y dispuesto a prender un cigarrillo, de entre la multitud una voz como tu voz, una espalda como tu espalda, una tarde como la tarde en la que decidiste marcharte, para fingirnos desconocidos cuando, si te giras sonriendo a cualquier otro, nos cruzamos los ojos. Y ahora qué, ¿amor? ¿Cómo quieres que te siga por esta escala pentatónica si mis pies necesitan más notas? ¿Cómo quieres que vuelva a tus brazos si fuiste tú quien me quiso alejar tanto que un océano nos separa? ¿Ahora? Ahora un telón. Es decir, varios, como tus ojos siempre impares, membranas que se cierran sin aplauso pero con la admiración del público que te observa. Así de público me siento en mi impúdica intimidad. Un telón, decía, como el de Aquiles, única flaqueza esa membrana de piel que buceamos apartando las algas para llegar al tesoro que se esconde en la corriente del río subterráneo. Esa mirada que no nos daremos, esa tregua que nos hizo felices. Nos hizo. Y entonces, como siempre, esa angustia, esa extraña sensación de que no somos protagonistas de nuestras propias vidas, sino que solo somos personajes de teatro, "ha sido una gran actuación", "sí, pero no es lo mismo sin el acompañamiento musical", o quizá ni de teatro. Como si nuestras vidas las escribieran otros. Otros que ni siquiera se conocen, y luego uno de ellos, entre tierno y divertido, tratase de hilvanar los retazos para que… ¿No lo entiendes? Seguiremos encontrándonos en los trazos en el aire que nos dedicamos ésa noche,  una botella de cristal vacía y tres papeles arrugados. Que aun borrándolos, parecen unirnos en un sin parar de historias mal vividas. Rápido y corriendo,  cuando abrimos una puerta,  y tú estás fuera y yo dentro, y tenemos que cambiarnos los papeles en quince minutos donde gritamos tanto y del tal forma que sólo nos escuchamos nosotros. Ahora qué. ¿Me preguntas? Ahora, salgo huyendo de esa relación tóxica, de esa puesta en escena tramposa, de ese léxico envenenado. Ahora, denuncio, sicoanalizo, lamo las heridas. Ahora, caigo en la cuenta de que “daño”, como palabra, no abarca suficiente, se queda corta ante cualquier dramaturgia. Tu amor es olor y el mío yace aparcado en doble fila, mientras espero a ver si pides un taxi, sabiendo que los taxis nunca vuelven. Se hace mi cara  el tobogán de una lágrima caudalosa cuando pienso que ya no escribimos nuestras vidas en horizontal, porque, ¿y si cuando cruces la esquina, te busco y ya no te encuentro, aunque sea en mi imaginación...? Y de repente. Estaba seguro de que esos ojos eran tuyos, de que aquella sonrisa pícara que se transformó en sorpresa cuando tu calida mirada se posó primero en mi cigarro y después en mis labios para terminar en mis ojos, era tuya. Aprovechando lo acelerado del momento, te giraste bruscamente y te apresuraste a doblar la esquina para echar a correr calle arriba y escapar del dos por cuatro del ambiente. Tras un par de compases en silencio, mi cerebro dio la entrada y salí en tu búsqueda tan rápido como corre la tinta del bolígrafo un domingo lluvioso de abril. El canon que manteníamos corriendo calle arriba se desbarató en el momento en el que te alcancé y cogí tu brazo, prendido de tu mirada que rogaba un momento para disculparse en silencio. No iba a dejarte escapar. No. Bueno, al menos no sin que me explicaras el porqué de todo esto. Intentó separar un grano de arena del resto en su mano, entonces entendió la inmensidad de lo pequeño, lloró, sus lágrimas cayeron en su mano apelmazando la arena. Miró al cielo asombrándose de la inmensidad de lo enorme y decidió que no volvería a intentar comprender lo imcomprensible.
  





4 comentarios:

Ricky dijo...

Pues a mi me ha gustado a la primera.
Es uniforme, bien trenzado, fluye.

Pero alerto a todos: Julio va a publicar un libro con todos los relatos de escribamos algo juntos, y se va a quedar con todos los beneficios sin decirselo a nadie...

¿Les pasa a los demás como a mi, que creen que su parte es la peor?

Susana dijo...

Estaba pensando lo mismo que Ricky! deberías hacer un librito, autoeditado incluso e ilustrado tal vez por algún/on conocido/s, a modo fanzine poético vamos, en plan familiar, casero y sencillo. Puede ser una experiencia bonita y una manera estupenda de recopilar todos estos retazos de tiempo y personas. Quizá como décimo aniversario de "escribamos algo juntos"? Sería bonito...

Susana dijo...

jje, me encanta confirmarle a blogger que no soy un robot cada vez que añado un comentario, en serio :P

Sé que el spam y blablabla pero me parece discriminatorio que los robots no puedan publicar en tu blog Julio, como fan de la ciencia ficción creo que deberías trabajar en ello.

J. Oliva dijo...

me alegro de que os haya gustado. ya os anticipo que no habrá libro, d emoemnto...es verdad que em gustaría hacer un escribamso...gigante y que se convirtiera en libro peor ahora mismo no me lo planteo...