viernes, 7 de febrero de 2014

ANIVERSARIO

de manteles y espejos
en donde se juega,
ceniza equilibrista,
simétrica mujer,
la naranja incandescencia
de unos labios callados de humo
e intención
mientras anota cualquier cosa de pescado,
tan amable y esquelético,
negro
lazo
servicial,
que recomienda el vino,
retira la carta,
sugerirá después algún postre
sin molestar a la aparente seguridad
que confiere el aburrimiento
de manteles y espejos
de aniversarios a solas
de saliva para saber que todavía
que todavía es después de ayer





La encontré como se encuentran a las mujeres paraguas, abandonadas, a la espera, olvidadas cuando algún otro se marcha rápido porque oficina, porque pierde un tren, porque dejó de llover. La encontré aun a sabiendas de que era una mujer paraguas o tal vez por eso. Y tal vez por eso ahora tiene su hueco de varillas torcidas y oxidadas en esta casa de goteras perpetuas en donde cada febrero el miedo a que alguien la reclame.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

después de todo comisteis bien?

J. Oliva dijo...

jajaja, pues no sé, tendré que escribirlo, pero me parece que en el restaurante está ella sola, lo de celebrar un aniversario a solas