jueves, 2 de enero de 2014

GERMÁN COPPINI

El nombre lo has leído varias veces en el blog, en A veces suena puedes leer las ocasiones en que acompañó algún texto, porque era uno de mis referentes musicales y filosóficos (escribía en Twitter la semana pasada, cuando me enteré de su muerte. Genial, leía en alguna parte, que decidiera irse justo en Nochebuena, el día más hipócrita del año) Confieso que me sorprendió ver cómo se colaba al día siguiente entre el discurso del Rey y los niños abriendo regalos de Santa Claus, aunque los menos de 2 minutos que, ahora sí le dedicaron los medios generalistas, sólo hacían referencia a sus canciones más conocidas o al pasado punk y gamberro de los inicios. Nada de que era un gran poeta.
Referencias a Siniestro Total pese a que colaboró sólo en los primeros años, en un único disco y cuando contaba con unos 20 ó 21 años, más que nada, imagino, por lo "radical" que debe quedar en el telediario poner "me piva un huevo". Sin embargo, el verdadero Germán Coppini llegaba más tarde, sin desmerecer este primer momento del que nunca renegó, cuando en 1983 gana, junto a Teo Cardalda, un concurso de maquetas organizado por la revista Rock Espezial, en donde se incluían los temas centrales del primer, y único, álbum de Golpes Bajos, uno de los grupos más elegantes del pop español en toda su historia. Entre ellas esta: La Fiesta de los maniquíes.




Coppini destacaba como un autor de letras absolutamente poéticas, nada convencionales, llenas de lirismo pese a que nunca fueron buenos tiempos para la lírica, frase que todos han recordado ahora y que pocos saben es un referencia a B. Bretch. Porque Germán Coppini no solo era el cantante de Golpes Bajos que ahora algunos quieren recordar, si no un tipo tremendamente culto, comprometido, militante republicano y eterno defensor de los valores del Comunismo desde su faceta intelectual. "No perdemos la manía de tener esperanza" escribía en Alien Divino  cuando ya Golpes Bajos se había disuelto y Cardalda se hacía famoso y comercial con ese dúo que yo odiaba tanto y a tí te gustaba, mientras Coppini se iba convirtiendo en eso que llaman autor de culto y que realmente quiere decir: vale, chavalín, escribes muy bien pero no te vas a comer nada.



"Sigo sin poder vivir de la música" le confesa a Henrique Mariño en esta entrevista, aunque, poco a poco, su nombre era sinónimo de colaboración de lujo para grupos emergentes en los noventa, al mismo tiempo que sus proyectos en solitario, cargados de enorme calidad, elegnacia e inteligencia, pasaban desapercibidos por el gran público. Desde 2006 con Alex Brujas en Lemuripop, los últimos años con Néctar, su nuevo proyecto en el que trabajaba cuando le sorprendió la muerte, pasando por Los 4 Fantásticos, grupo fantasma creado para grabar en el disco homenaje de ese otro gran poeta llamado Antonio Vega, esta oscura versión de La chica de Ayer



Canciones del limbo se llamó su último disco, paradójicamente, y sabedor de que ese siempre será el lugar que ocupe, pese a que, de todos modos, alguno llegará, esas cosas de las nuevas tecnologías, a sus canciones para poder descubrirle.

Me quedo con una de Golpes Bajos de las menos conocidas, que ya puse en  A veces hace algún tiempo, pero que me sigue pareciendo de lo mejor de los años ochenta.



2 comentarios:

Susana dijo...

jo...te encantaba este tipo...

J. Oliva dijo...

era de mis favoritos, sí