miércoles, 20 de noviembre de 2013

LA HUELGA DE BARRENDEROS DE MADRID COMO EJEMPLO DE LUCHA DE CLASES EN EL SIGLO XXI

Ahora que estamos hablando en clase de los movimientos obreros  la huelga de barrenderos en Madrid me ha servido para reflexionar sobre la necesidad del movimiento obrero y de que este se ponga en marcha en la actualidad.
El servicio de limpieza de la ciudad es, obviamente, un servicio público, sin embargo, como en muchos otros casos, las administraciones deciden privatizarlo con la idea de que resulta más barato para todos si una empresa privada lo gestiona. Hace tres meses que se hizo efectivo el concurso público por el que varias empresas privadas de nombres desconocidos pero filiales de otras mucho más grandes y beneficiosas como Sacyr, OHL, Ferrovial, FCC, se hicieron con la gestión del servicio de limpieza en Madrid. El juego es siempre el mismo. una administración saca a concurso un servicio, que gana una empresa (no voy a entrar en los favores que le debe cada administración a esas mismas empresas) por un precio menor al señalado por la administración que vende el servicio (esto se lo hago yo en dos patás y por la mitad de precio, señora) A los tres meses la empresa adjudicataria descubre que sus cuentas no salen y que o bien despide a un buen número de trabajadores o la administración debe poner dinero para que el servicio se cumpla (esto es lo que pasa con los peajes, por ejemplo) con lo que la administración no gana nada mientras pierde la gestión de un servicio básico, la empresa privada tampoco pierde nada porque el dinero lo sigue poniendo la administración y en un tiempo breve vende el  servicio que acaba de comprar a una tercera empresa que hará lo propio y así vamos.
Los trabajadores, en principio, no se ven afectados para nada porque ya la administración les asegura que sólo es un cambio de gestor pero que la nueva empresa se compromete a mantener a los trabajadores, pero como las cuentas no salen tan bien como la empresa privada querría y como los trabajadores y el servicio contratado no le importan nada, y como la reforma laboral permite despedir aun con beneficios, a los pocos meses se plantea un ERE que deja en la calle a miles de empleados que muy poco tiempo atrás tenían el empleo asegurado.
La convocatoria de huelga ha sido un éxito por parte de los trabajadores afectados y así Madrid se quedó sin limpiar por más de 12 días. El Ayuntamiento y las empresas que gestionan la limpieza aceptaron el pulso obrero con la idea de que al final la lucha pierde fuerza y los trabajadores volverían a sus puestos de trabajo aceptando las reducciones de empleo y sueldo que proponían las empresas privadas para seguir manteniendo el servicio.
Pero esto no fue así. La lucha no cesó. La alcaldesa y la propia ciudad de Madrid sufrían el desgaste de la firmeza en la lucha. La opinión pública se ponía, en su mayoría, del lado de los trabajadores. La imagen de la Ciudad a nivel internacional se deterioraba y con ella la del gobierno no sólo de Madrid sino de España. Incluso el recurso a utilizar ese ejército de reserva que siempre son los más necesitados, obreros engañados para recoger la basura, con contratos por horas, y olvidados una vez finalizada la tarea, ha resultado un fracaso.
Los puestos de trabajo se han mantenido, las reducciones salariales son muy poco significativas, y la lucha obrera ha demostrado que sí se puede. Todo como consecuencia de la lucha obrera, de la sintonía entre líderes sindicales y trabajadores, de identificar correctamente el problema y saber con exactitud quiénes son los responsables, del apoyo que en buena parte de la ciudadanía han tenido los trabajadores...
Es un buen ejemplo. Y una buena advertencia para nosotros mismos.
Juntos somos más.
Juntos venceremos.

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