Para aquellos que me acusan de proselitismo: nuevos argumentos. En estos días que hemos estado hablando, en clase, sobre el siglo XIX en España, le he dedicado una media hora a los ventitantos años de gobierno moderado, y a los once meses de Primera República, más o menos, hora y media. Ayer les contaba que el primer Presidente de la República, Figueras, fue sobrepasado por los acontecimientos, la muerte de su esposa entre otros, siendo sustituido por Pi i Margall quien, obligado por la oposición a enviar al ejército para combatir a los cantonalistas, que reclamaban acelerar el proceso de construción del Federalismo en España, prefirió dimitir como Presidente de la República antes que reprimir violentamente a los partidarios de una opción política, aunque éstos hubieran iniciado una revuelta armada. Pi i Margall fue sustituido por el historiador y filósofo Nicolás Salmerón quien dimitió de su cargo, menos de dos meses depués, al negarse a firmar una condena de muerte, alegando motivos de conciencia. Claro, con políticos así (con principios?) la República no podía durar mucho. Por suerte, hoy, la mayoría de los políticos no suelen tener demasiados problemas de conciencia y el sistema se sostiene.
Se me ocurrió mencionar, de paso, el estado de emergencia en el que vivimos actualmente los españoles, estado al que sólo se oponen, en el congreso, IU, ERC y BNG, que, entre otras cosas, ha llevado a la militarización de los controladores aéreos, sentando un peligroso precedente con la participación del ejército en ámbitos civiles, (Remember Unamuno: a un civil se le puede militarizar, pero a un militar no se le puede civilizar) y, para mi sorpresa, a todos les pareció fantástico, y si los del metro se ponen en huelga, pues lo mismo, señalaba alguno más impaciente, lo que me llevó a acabar la clase, estaba acabando ya, no es que me escapara, tarareando The night they drove old dixie down, mi canción antimilitarista por excelencia.
Como ya he escrito mucho y últimamente se me quejan de que las entradas son demasiado largas te dejo la versión original de The Band en El último vals (no te pierdas, que hay un momento en que a Scorsese se le va la pinza y la cámara) y otro día te cuento de la historia de Virgil Caine
y otras cuantas versiones. Esta del hombre de negro, insistiendo en el toque patético que siempre tienen las guerras
Esta de Joan Baez, con los teleñecos, mencionando a Ghandi por aquello de que los niños mejor si les educamos en la paz (y en paz)
Y esta de Jerry García (te he dicho que me encanta este tipo?) en plan si fumásemos más no habría tantas guerras
Hace unos años un tipo de cuyo nombre no quiero acordarme me preguntó que si yo era tan comprometido y tan revolucionario (sic) y todo eso por qué no me iba a África o a algún lugar así (sic) a ayudar de verdad a la gente que lo necesita, que era muy fácil hablar con el estómago lleno y un techo bajo el que dormir. Entiendo que mi papel es el de la denuncia y el despertar conciencias, no el de liberar a nadie, le respondí, no el papel de prócer paternalista o Mesias de no sé qué. Me da que no lo entendió pero, mira, a mí me sirvió para argumentar una tesis.
En el enlace podéis acceder al texto de mi tesis. No os lo recomiendo, es bastante aburrido, como ocurre con todas las tesis, aunque el tribunal que la evaluó valoró la sencilla redacción y las explicaciones asequibles. Si insistís os recomiendo la introducción, son unas quince páginas en las que explico de qué va el trabajo y cuestiono el papel del antropólogo, de la Antropología, y de la tesis en sí. Todo muy esquizofrénico. Mi director, cada vez que leía un borrador me preguntaba: seguro que quieres que lean esto?
Bueno, no estoy seguro pero es mi primer libro publicado y a mí me hace ilusión.
1 comentario:
Ya me he descargado tu tesis, te contaré. Por lo demás, la palabra es acción, creo yo. A ver si hablamos por vía "no bloguil" la próxima semana y se apunta Andrés,...
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