EL DESTINO

Después de todo un año tardando una hora y media en llegar a Brunete pareciera que debería estar contento este curso en el que puedo ir andando, y de hecho lo hago, hasta el centro, pero me da que esta es la única ventaja de mi nuevo instituto, más bien una escuela, de adultos, en San Blas, y con horario nocturno, que, a la sazón, abarca de 5 a 9 de la tarde.
No he dado nunca clase a adultos y aunque a priori parece que todo son ventajas, nada de niños repelentes que todo lo saben, de aprendices de pandilleros, de padres psicópatas-obsesivos, de peleas en el patio... en realidad, no es cierto, mis alumnos pueden ser igual de horrribles que todos estos, multiplicado por su edad. Por otra parte, pueden ser tan encantadores como lo son los chicos que he conocido hasta ahora, entonces qué?
Entonces yo. Y mis prejuicios. El barrio, el centro, es cutrísimo!!!! los contenidos, los niveles de partida de mis alumnos, tremendamente bajos a priori, la búsqueda de materiales y actividades lo suficientemente sencillas como para que puedan ser resueltas, pero lo suficientemente complejas para que no resulten humillantes, el trabajo que me lleva buscar y preparar todo eso (pero cuándo he preparado yo una clase?) y montones de cosas más que me irán surgiendo. Es el típico miedo a la novedad, estoy acostumbrado a un tipo de alumno muy concreto y me descuadro.
Además, trabajar por la tarde supone ver muy poquito a Mari.
Ya sé en qué estas pensando, el próximo septiembre, cuando me vaya de aquí, creeme, me iré de aquí, volveré a escribir eso de cuánto he aprendido de esta gente, y cuánto les voy a echar de menos, y... vale, pero es que ahora tocaba la típica entrada de, pero, en dónde me he metido????

Musiquita