martes, 1 de junio de 2010

UN LUGAR EN EL MUNDO

Tenía diecinueve años cuando ví por primera vez Un lugar en el mundo (Aristarain, 1992) Mari todavía no me ha perdonado que no la llamase para ir juntos al cine. La ví solo, es la única vez que he ido yo solo al cine y salí con ganas, no sé, ganas de hacer algo, lo que fuera, de participar, de saber-me parte del mundo. Esas cosas que se te ocurren a los diecinueve años. He vuelto a ver la película unas cuatro o cinco veces más sin que se me pasen las ganas de. La última hoy mismo. Raúl me propuso, ahora que acabamos nuestras asignaturas y yo hablo de globalización y él de desarrollo, ponerles Un lugar en el mundo a los chicos de bachillerato. Es lo que tiene ser un profe enrollado. Así que nos preparamos el tema, le dedicamos un par de ratos o tres a recordar, casi con devoción, la película (Raúl también es un apasionado de Aristarain) y, tan contentos, se la proyectamos justo cuando la mitad de la clase decide hacer pellas, otros cuantos prefieren estudiar Lengua, que hay examen a última, algún otro bosteza o echa una partidilla con el móvil, un osado añade que él no ve películas argentinas, así, por definición, o por argentinas, supongo, el que menos atiende califica a la película de empalagosa (Empalagosa??? Una película de Aristarain puede ser empalagosa????) y el resto, salvo, dos, no es una exageración, sólo dos han entendido la película, han preferido charlar un rato mientras llegaba la hora del recreo.
Se nos ha quedado, a Raúl y a mí, justo esa cara que se te queda cuando, ya sabes, esa cara. Pero cómo es posible??? Cómo una película que va directamente a los sentimientos, que apela a luchar por la justicia, que reivindica el compromiso, que aboga por la dignidad, puede resultar tan ajena a mis chicos de bachillerato, a mis chicos de diecisite años.
(Para leer en interrogativa) Es probable que, igual que los contenidos de Literatura estén completamente desfasados y no tenga ningún sentido para los alumnos leer Las Novelas Ejemplares o yo qué sé qué mierdas leen en Literatura, Un lugar en el mundo esté planteada desde unos parámetros muy lejanos a los chicos de diecisiete años de hoy en día. Mis diecinueve no son sus diecisiete, pero aún no me he enterado. Es posible que no se sientan identificados con el personaje de Ernesto, el hijo adolescente de los protagonistas, ni con su manera de atraerse a la chica que le gusta a través de la lectura. Es probable que no entiendan que los personajes de Cecilia Roth o José Sacristán se sientan fuertemente atraidos y no consuman su relación más que con un beso en la mejilla y cientos de miradas. Es posible que presentar una batalla, perdida de antemano, les resulte no sólo ajeno sino absurdo. Es posible que el término justicia o dignidad o derrota no tengan ningún significado para ellos.
También a nosostros nos aburrían las películas en las que no pasaba nada, en las que los personajes se la pasan hablando todo el rato y ya, y nada. También a nosotros nos empezó a gustar el buen cine, la buena música, los buenos libros, de a poco, que quieres Julito??? Nuestra generación también ha contribuido al atontamiento generalizado. Tampoco es tan grave.
Reconozco haber salido muy decepcionado, más conmigo que con ellos, de la clase. Raúl, siempre buscando el lado positivo de todo comentaba "nuestra labor es ir sembrando" Ya llegará el tiempo de la cosecha.




Mira, a Juan Diego Botto le pasó lo mismo que a mí cuando vio Un lugar en el mundo.



Ya no somos los únicos raros. Ahora somos tres.

4 comentarios:

Alfonso dijo...

http://www.abc.es/blogs/nieves/public/post/grigori-perelman-asegura-haber-probado-matematicamente-la-existencia-de-dios-3873.asp

Seguramente hay personas que con su forma de afrontar la vida hacen que te replantees muchas cosas. Tambien peliculas, gracias a sus personajes. Pero como la realidad siempre supera a la ficción, podríamos reflexionar un poco sobre este curioso científico y comparar su visión del mundo con la de los adolescentes actuales.

Por otro lado, tambien es importante conocer el futuro del gran Sergio Rodríguez, "el poeta de las canchas". Creo que Ricki tiene alguna información sobre esto....

Unknown dijo...

Bueno, ya te dije el otro día mi opinión sobre la película, a mi me gustó bastante, justo el otro día tuve unas palabras con un chico sobre las batallas perdidas antes de empezar a luchar y recordé lo que dijiste en clase, y me di cuenta de que en este caso yo tambien luchaba una batalla perdida, pero me daba igual porque yo se que por lo menos lo intenté.
La gente de clase, creo que no entendió la película porque les pareció aburrida y además estaban estudiando, yo solo digo que al principio pensé que no me iba a gustar, pero me sorprendió que si que la entendí y si que creo que la he sabido apreciar.
(por cierto, me la tienes que dejar)

raulsanchezgarcia dijo...

Julio, está muy bien la historia que cuentas de cuando fuiste a verla en el marco de esta historia, el post es casi un microrelato con una interesante densidad temporal y existencial, ironías incluidas, ¿Julito?. Sobre el episodio, no me olvido de que Luppi es un perdedor invencible.

J. Oliva dijo...

Me alegro de que te gustase la peli, Daniela. En ocasiones también está bien ganar, sabes??? aunque, seguro, lo mejor es intentarlo, independientemente de los resultados.
Me encanta lo de perdedor invencible, Raúl. Creo que sobredimensionas el post, pero te lo agradezco.
Alfonso, no creo que la existencia o no de Dios sea un tema que a los adolescentes actuales les atraiga demasiado, como tampoco no atraía a nosotros, por otra parte.
Gracias por los comentarios, chicos.