viernes, 23 de octubre de 2009

LOS DÍAS

Te acostumbras, ¿sabes? Te acostumbras a no escuchar más que tu propia voz, a las ventanas cerradas con árboles y trenes al fondo. Te acostumbras a ser una fotografía, a comenzar las frases en pretérito, a ese momento en que se te cae la taza y blasfemas, esas veces de venas cóncavas en que se rompen las ganas de saludar a lo lejos y agitas la mano como quien se sacude un polvo que cansa a la espalda, que viene de martes, de espejos, de tardes haciéndose tarde y te acostumbras a aparecer en un bonito sueño del que despiertas más descansada para dar un paso adelante. Te acostumbras a domingos que se difuminan gota a gota ante los ojos, y se pierden. Te acostumbras a sentarte de a uno en los autobuses, a no buscar al fondo del café por si ya llegaste, te acostumbras a una Plaça Sant Lluc con las manos en el periódico, con los labios cerrados y los ojos en los zapatos. Te acostumbras a escaparates, a semáforos en ámbar, a las nueve menos cuarto de oficina y prioridades, te acostumbras a escribir cartas como facturas, a nombres que sólo un segundo después pudieran ser tu nombre y sin embargo, a estaciones sin músico ambulante, sin próxima parada, sin beso de despedida. Te acostumbras y lo llamas rutina o, en el mejor de los casos, vida y a fuerza de acostumbrarte pasan los días, hasta que dejan de pasar.






Bogeria. Lax'n' Busto

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