El martes pasado El País, ese diario nada sospechoso de partidismo, creía necesario aclarar qué se acordó en Bolonia para recordarnos lo equivocados que estábamos y lo necesaria que resulta una reforma que, según el diario, tiene como único objeto favorecer la movilidad de los estudiantes europeos, es decir, que no sólo no tendrás trabajo al finalizar tu carrera en España sino que Bolonia te garantiza que tampoco lo encontrarás en el resto de Europa.
Desde luego que en Bolonia no se habló de privatizar la Universidad, ni de aumentar las tasas universitarias, ni de la desaparición de titulaciones, por supuesto. Pero todo esto será consecuencia de la aplicación de reformas orientadas a la modernización de la Universidad, es decir, de la adecuación de la Universidad al mercado laboral, algo que sí sugiere Bolonia.
En España, además las competencias en materia universitaria las tienen las Comunidades Autónomas. En Madrid en concreto, el gobierno de la Presidenta Aguirre ya ha reducido las partidas presupuestarias de las universidades públicas madrileñas lo que ha provocado una reacción en contra por parte de estas y un llamamiento a la movilización.
Lo que está en juego es la defensa de un modelo de enseñanza pública que garantice el acceso a todos los ciudadanos frente a la privatización encubierta que suponen conciertos y rebajas presupuestarias. (conciertos que, por cierto, idearon los socialistas que tras ganar las elecciones se dieron cuenta de que no querían ver a sus hijos en los mismos colegios de los hijos que les votaron...) Para El País y otros medios, se trata de reivindicaciones absurdas de unos estudiantes radicalizados a las que se suman las demandas sectoriales de profesores y empleados no docentes...
Podéis encontrar una mejor información de qué está pasando realmente en el blog que han creado algunos estudiantes de Sociología, Políticas y Trabajo Social de la UCM, o, con la experiencia de primera mano, sobre la convocatoria de huelga del pasado 13 de noviembre, narrada por Borja y publicada en Apaga y Vámonos, digo, por contrastar informaciones.
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