Pero, ¿qué saben los veranos del invierno? ¿Qué saben si tenés ganas o tiempo o un ultramoderno televisor? ¿Qué saben de tejer equinoccios sobre los charcos, de esa nula incapacidad de farmacia por sobrevivir al silencio?
Fijate que duele y, a veces, azul como los rostros ahogados de Zacarias Olite, como las mañanas en que despertás y era todo cierto. Fijate que otro martes circular camino de tu ombligo, en que volver es más bien una figura literaria, el duodécimo intento por seguir detenido, como si eso no fuera una contradicción.
Pero, ¿qué saben los veranos de tus labios golpeando palabras, de tus ojos desnudos dejándose caer o desmontándose como las malas coartadas? ¿Qué saben los veranos de puertas, de manos abrazando paraguas?
Me pregunto, qué saben los veranos de tu nombre.
A long december. COUNTING CROWS
1 comentario:
qué saben...
y sin embargo, saben.
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