martes, 18 de septiembre de 2012

EL HOMBRE QUE MATÓ A LIBERTY VALANCE

...un olor a distancia y a no quiero olvidarte se colaba desde algún lugar mientras el funcionario con cara de miércoles comprobaba el pasaporte y los demás documentos preguntándose, imagino, qué demonios habría ido a perder allá, lugar propicio para perder seguramente, y yo tratando de aparentar que de verdad antropólogo, Universidad Nacional, y así, de perfil, incluso europeo, lo que debió bastar porque sellos y bienvenido a Uruguay o la fila de retornados en aumento tras de mí.

-Deja algo atrás- Dijo Claudia que entonces sólo era una bonita sonrisa al principio de su maleta.

-Tengo que aprender a amarlo a diez mil kilómetros por palabra.- Uno sólo puede ser original un par de veces en la vida.

-Me refería a esos papeles- De nuevo Claudia, que resultó muy observadora porque además.- No se ruborice, le puede pasar a cualquiera; para un amante en la distancia incluso es obligatorio.

Tuvo el detalle de esperarme y acompañarme a la salida mientras yo intentaba aparentar que de verdad antropólogo etc. y aceptó un café porque su marido se retrasaría. Entonces Claudia, que multinacional del petróleo y viaje aburridísimo a Europa aunque en realidad siempre quiso ser bailarina o algunas de esas pavadas de niña colorada y pudiente de interior. La ironía le viene de una madre medio inglesa y el marido, claro, 1.85 y perfecto traje italiano que conduce su propio coche por algo que dijo utilizando la palabra libertad. Sugirieron que la próxima en su quinta y pagaron el café. Al despedirse, Claudia, me susurró socorro al oido.
Llevo cuatro años por aquí y aunque Montevideo es más bien pequeñito aún no me he propuesto rescatarla. Nunca se me ha dado bien hacer de héroe.




3 comentarios:

Pelirroja dijo...

¿me vas a dejar leerla antes de que se publique?

Anónimo dijo...

Los héroes no son de fiar, hablan con el poder en tu nombre sin que se lo hayas pedido. Mejor que hablemos de la pelirroja que es más serio.

J. Oliva dijo...

ya te dije, Pelirroja, que publicar no depende de mí, con lo que todo lo que lees es antes de ser publicado.

Nunca me han gustado los héroes, anónimo, pero no creo que todos hablen en mi nombre ni que hablen con el poder siquiera.