DEBATIENDO

Escuchaba el debate sobre el estado de la nación en Radio 5 cuando estaba en la universidad. Recuerdo largas tardes de discursos que servían de excusa al día siguiente para toda una mañana de cafés y cerveza y cigarrillos. Duró los años de facultad y un poco más, en los que llegué, incluso, a militar en un partido, ya ves, yo tan elitista y tal, pero se fue diluyendo a medida que los debates se convertían en balances de gestión empresarial más que en discusiones con contenido político. Ayer volví a prestarle atención al supuesto debate; craso error.
Salvando el evidente hecho de que nuestros políticos actuales son unos pésimos oradores y peores conversadores, salvando el hecho, ya esperado, de que no hubo ningún argumento más o menos elaborado por parte de los principales oradores, salvando que el debate necesitaría de una puesta en escena y unos actores más convincentes si pretende interesar a alguien, salvando, también, que esos tipos están ahí porque nosotros les hemos votado (que ya nos vale) o porque no votamos a ningún otro (idem) salvando todo eso, digo, el debate no fue tal porque para debatir hay que presentar argumentos diferentes que permitan sugerir nuevos argumentos etc. y no hubo nada de eso.
Me conecté al debate a eso de las cuatro con el turno de la oposición y las réplicas. Uno espera que la oposición plantee alternativas a lo realizado por el gobierno puesto que si son la oposición será porque no compartan propuestas, nada más lejos de la realidad. Los tres primeros grupos que participaron, PP, CiU y PNV, más el gobierno, comparten el mismo discurso, los mismos argumentos y las mismas propuestas. Por esas cosas del funcionamiento del Congreso y de los tiempos proporcionales desde las 16:00 horas hasta las 20:46 (casi cinco horas!!! ) el debate giraba en torno a que las medidas del gobierno eran incorrectas por proceder del gobierno y no por su naturaleza en sí. Los tres grupos parlamentarios y el gobierno estaban de acuerdo en la necesidad de los recortes, en la idoneidad de aplicar las directrices impuestas por el FMI y la UE, en bajar los impuestos y reducir el gasto público...en fin, los ciudadanos que siguieron el debate hasta ese momento no pudieron más que escuchar propuestas de derechas por parte de partidos de derechas para salir de una crisis provocada por políticas de derechas. Desde el fin de la Historia ya había quedado claro que no hay otra forma de hacer política. Ese era un buen ejemplo.
Hasta las nueve menos cuarto no subió el grupo de izquierda. Joan Ridao dijo que ya era hora de que la izquierda apareciera en el parlamento "de una puñetera vez" y propuso dejar de escuchar a los mercados y prestar atención a los ciudadanos, Llamazares apuntó a la incongruencia de ser socialista y gobernar con políticas conservadoras y recordó los casos de corrupción de los que nadie había hablado en el debate hasta ese momento. Buenaventura se centró en el pésimo futuro que le depara a España si la derecha vuelve a gobernar esta vez con sus propias siglas sintiéndose legitimada por ello (Esta mañana, el portavoz de BNG le decía al Presidente que le había hecho el trabajo sucio a la derecha)

De los 350 diputados del Parlamento solo 5 son miembros de partidos de izquierdas. ¿Cómo es posible que la izquierda no haya conseguido distanciarse de los fracasos de las políticas de derechas y canalice la indignación de los ciudadanos?