jueves, 24 de marzo de 2011

Piensas que un amor que ya no existe debe ser algo parecido a la felicidad, a lo mejor porque lo escuchaste de un pianista de café o porque ahora -hablo de este mismo momento no del ahora en que te has convertido- porque ahora, digo, que cuelgas el auricular después de uno de esos timbres que asustan, de una de esas conversaciones que es mejor mantener con los ojos cerrados aunque el otro no pueda verte, ahora, que el amor es una llamada telefónica en el mundo de los mensajes instantáneos y se va desvaneciendo de a poco aunque todavía lo siento o no te preocupes, ya se me había roto hace tiempo sólo lo estábamos cubriendo de apósitos y besos de enfermera, y, como de paso, voy a estar en Barcelona un par de días, por si quieres que nos veamos, y dejas caer un sí quiero, evidentemente descontextualizado, y Adriá, desde la otra habitación, preguntando qui és? y tú, queriendo decir se ha equivocado, respondes no és ningú manteniendo la mano sobre el teléfono, disimulando que lo cuelgas de nuevo cuando entra en el salón y te abraza desde atrás besandote en el pelo, en el cuello, y te pregunta qui? telefonem als meus pares i els donem la bona notícia?


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