Qué es ese vacío descafeinado en los ojos del espejo mirándote con la cara de quién me ha robado el mes de abril, alargando su mano hasta tocar lo que cree su otro yo, también con la mano tendida, como si pudierais hacer algo más que mirar asombrados de que el otro aún permanezca allí, frío, plano, como de cristal.
Qué es ese goteo en círculos huyendo de a uno como quien toma un tren y se resiste a escalar el último peldaño, mientras suena el silbato, porque sabe que ella llegará justo cuando ya el tren es una mancha que humea al fondo y, con todo, corona la escalinata y el silbido más fuerte, una cascada de sonido, para que terminen de huir todas las gotas de una vez, esa que resbala por su rostro también, y suspire ¿aliviado? su otro yo del espejo apretando el grifo consciente de que la próxima vez se abrirá de nuevo del otro lado.
Qué es ese dolor justo en mitad del estomágo que ya no está cuando lo llamas, esa pelusa que se asoma bajo las ganas y bosteza un nombre y vuelta otra vez a las páginas de un libro amarillo parado en la repisa. Qué es ese cigarrillo consumido en tus labios secos y cerrados.
Qué es?
-Es dius temps, amor.
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