jueves, 6 de agosto de 2009

PERO EN QUÉ ESTABA PENSANDO DIOS CUANDO CREÓ A LAS MOSCAS????vol.1

En las clases de Geografía le dedicamos un ratito a hablar de la ciudad. Es uno de mis temas preferidos porque puedo aplicar la Antropología. Entre todos configuramos una serie de factores que evidencian si un asentamiento es una ciudad o es un pueblito, en su caso. Esos mismo factores me van a ayudar en mi crítica constructiva hacia los pueblitos. Creo que llevamos años, desde que ir al pueblo se convirtió en hacer turismo rural, sobrevalorando esos espacios como lugares tranquilos, para relajarse, para descansar, bucólicos parajes ajenos a la contaminación y demás sandeces.
Ha llegado el momento de desmantelar todas esas falacias y lo haremos desde aquí.
Factores que indican si un asentamiento es una ciudad:
1º- número de habitantes. Parece que una ventaja que todo el mundo ve en los pueblos es su escasez de habitantes frente a las aglomeraciones de las ciudades. Craso error. A un menor número de habitantes le corresponde, indefectiblemente, un aumento de posibilidades de encontrarte con ellos. Por ejemplo, en el pueblito de Mari no puedes dar un paso sin encontrarte con alguna persona, que casi con total seguridad es familia suya, con el consiguiente cuestionario mutuo cuyas respuestas no nos importan, dicho sea de paso. Si no son familia de Mari, da igual, porque el número reducido de personas aumenta el de conocidos luego toparse con cualquiera es casi una parada obligatoria. Salir a comprar el periódico suponía, cada mañana, recorrer, 60 metros en unos veinte minutos. El menor número de habitantes multiplica, también, casi exponencialmente, las posibilidades de recibir visitas. Se ve que la gente en los pueblos se aburre un montón y decide visitare los unos a los otros. salvo en nuestro caso que no visitamos a nadie pero en el pueblito todo el mundo decide visitarnos, así, sin invitación previa ni nada.
Es evidente que las ciudades presentan una vida más cómoda en este sentido. No te encuentras con casi nadie cuando sales, los encuentros y visitas suelen estar programados y pueden durar muy poco tiempo con la excusa de se me escapa el autobús.

2º- servicios. En el pueblito no suele haber centro de salud, ni colegio, ni instituto, ni tu centro de trabajo suele estar en él. Te estoy hablando de un pueblito tipo, no de esas mini ciudades de la costa, un pueblito cuyo único cambio que ha experimentado en los últimos 50 años es el de el alcalde, no su nombre, otro día te cuento de la endogamia, pero sí su persona. Esta ausencia de servicios implica que desplazarse requiera de un transporte privado, el transporte público en el pueblito de Mari pasa cada día, es cierto, dos veces, a las 10 para ir a alguna parte, a las 18 para volver de algún sitio, con lo que cada habitante tiene un vehículo con las consiguientes repercusiones económicas y/o medioambientales. Es decir, si no tienes dinero para comprarte un coche no puedes acudir al médico que está en otro pueblito algo más grande, o no puedes ir a la escuela (bueno, hay rutas escolares) o contaminas un montón con cada desplazamiento diario, rompiendo otro mito: los pueblos están contaminados.
Es evidente que la ciudad se apunta otro tanto: el transporte público facilita a cualquier ciudadano, independientemente de su renta, el desplazamiento. Sin olvidar que los servicios sanitarios, educativos, de seguridad están garantizados (en el pueblito la pareja de la Guardia Civil -son dos, no es una forma de hablar- se va a dormir a otro pueblito por la noche, debe ser que en los pueblitos no hay delitos nocturnos). El pueblito es, por tanto un reducto para las clases altas que pueden permitirse un vehículo propio y servicios privados.

Hay más factores que reservo para próximas ediciones, pero ya ves por dónde voy. La ciudad tiene cientos, miles, de ventajas sobre el pueblito como te he demostrado y seguiré demostrándote.

No a los pueblitos

Acabemos de una vez con esa falsa visión de la Arcadia pueblerina


seguiremos informando.


pd. una apresurada lectura e esta, por otra parte divertidísima a la par que irrefutable, entrada podría dar la sensación de que he pasado unas vacaciones horribles en el pueblito de Mari. Nada más lejos de la realidad. No importa el lugar sino con quién lo compartas. Ahora bien, prefiero una ciudad, aunque sea Madrid, a cualquier pueblito, aunque sea Vila Nova i la Geltrú, que hace mucho tiempo dejó de ser un pueblito.

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