viernes, 21 de noviembre de 2008

LUGARES

Desde que instalamos esa cosa que registra la procedencia de los visitantes al blog no dejo de sorprenderme cuando, de pronto, aparece alguien conectado desde extraños lugares como Cinncinnati o Viena, o cuando compruebo la asiduidad de alguien que nos visita desde Alcorcón, lugar en el que no creo conocer a nadie, tampoco en Cinncinnati o en Viena, dicho sea de paso.
El lunes alguien conectado desde Motril, Granada, estuvo echando un vistacito por aquí, algo que me sirve como excusa para recordar aquella historia que aprendimos en segundo de carrera y que hizo que sintiéramos por Motril, ciudad en la que nunca he estado, por cierto, un cariño especial.
Motril se convirtió en República Independiente el 22 de julio de 1873, en el contexto de los alzamientos cantonalistas durante la Primera República, en un momento en el que el gobierno central, presidido por Pi i Margall, elaboraba la Constitución de una República Federal, impuesta desde el gobierno, frente a quienes preferían una federación desde el pueblo (éstos se organizaron en comités locales o cantones) Ante la ausencia de noticias de Madrid el ayuntamiento motrileño se vió superado por una masa de obreros y campesinos que proclamaron la independencia de su localidad, restaurada cuatro días más tarde. 

Acabo de terminar Inventing a Nation, de Gore Vidal, en la que el intelectual estadounidense repasa los aspectos políticos de la independencia de los Estados Unidos, y cómo la necesaria construcción de una identidad común lleva a la adopción, por parte de los estadounidenses, de un imaginario colectivo totalmente inventado para apartarse de los británicos y justificar un hecho diferencial que resultaba casi más evidente entre los propios habitantes de las colonias, que entre éstos y la metrópoli. En todos los casos la construcción de una identidad colectiva conlleva semejantes trucos, por que, desde la lógica es altamente improbable buscar argumentos sólidos a los nacionalismos. Qué es España más allá de un equipo de fútbol??? pues eso.

Si la independencia de los motrileños pudiera resultar ridícula, aún sin reivindicar características nacionales propias, más ridícula, si cabe, es una frase que comience: los españoles son... puesto que ser español se limita, en el mejor de los casos, a poseer un pasaporte de distinto color. La reflexión, como bien sabe Mr. Vidal, es igual de válida con cualquier nacionalidad en lugar de la española.

De ahí que los imbéciles que se escandalizan con los sentimientos nacionalistas de, por ejemplo los catalanes, no hayan aprendido que es la economía estúpido, como bien dijera Bill Clinton en su día. Con todo, una amalgama de lugares comúnes y prejuicios sin sentido lleva a que algunos conocidos sigan insistiendo en que los catalanes son... de ahí que me permitáis este fragmento del programa Persones Humanes que emitiera entre 1993 y 1996 tv3, en el que se reflexiona sobre qué es ser catalán con un lenguaje muy simple, que incluso, uno de esos tarados ultraespañolistas podrá entender



(parece que el video no se carga de forma correcta, podéis verlo aquí


Persones Humanas (la frase es una redundancia pronunciada en su día por el ínclito Aznar) estaba presentado por Miquel Calzada y contaba con colaboradores de la talla del escritor Quim Monzó, o del showman Andreu Buenafuente. Un comentario sobre la infanta Elena acabó con las emisiones, que ya eran polémicas desde que Monzó cuestionara el carácter democrático de las monarquías.

1 comentario:

Anónimo dijo...

...pero si conocemos a Rafa en Alcorcón!! :D

A mi lo que no me deja indiferete es lo del desconocido de Cincinatti y lo del imaginario colectivo inventado...ujum...