lunes, 17 de noviembre de 2008

EL RARITO

Siempre había una rubia un poco tonta que era animadora, y el guaperas rubicundo capitán del equipo de football, así, con dos eles, y el amigo que come chicle y dice cosas como "Por qué no vamos al centro comercial, Bob, y no fumamos las clases?"y luego una chica con gafas, el pelo recogido en una coleta, que viste una falda larguísima y lleva abrochados todos los botones de su camisa. Esta última suele sacar las mejores notas y sabe cosas tan inverosímiles como que el segundo nombre de Rembrandt es Harmenszoon. Al final, la chica de las gafas que siempre se enamora del futbolista, se deja el pelo suelto, se pone lentillas, se desabrocha un par de botones y consigue enamorarle para que el amigo de Bob concluya en plan "Joder, tio, resulta que Gina era después de todo un bombón". Y Bob termina de arreglarlo con un "y además es lista" que convence a Gina de que ese es el tipo de sus sueños. En otras ocasiones la historia es igual de triste pero cambiando el sexo de la chica con gafas.
 
En el blog de, mi compañero de profesión y sin embargo amigo, Eduardo, La Vida Es Cuento, al que, desde la pasada semana, tenéis un enlace aquí a la derecha, se planteaba por parte de una comentarista la necesidad de fomentar la lectura entre nuestros alumnos argumentando "ahora no hay bichos raros como yo, que prefería irme a la biblioteca con mis Axteris y mis cinco" (antes que irme con mis amigos supongo que acabará la frase que la comentarista deja incompleta) lo que me plantea que el mismo modelo absurdo que refleja el simplista argumento de la película está perfectamente asumido por todos. El tipo que lee es un bicho raro, y estoy orgulloso de serlo, diria la comentarista de Eduardo.

por qué???

digo, por qué un bicho raro? Es incompatible ser lector y tener amigos?, ser lector y no llevar gafas?, ser lector y ser un cretino?, ser lector y salir a tomar unas copas?, ser lector y tener novio?, ser lector y gustarte los deportes?, ser lector y suspender e incluso repetir curso?, ser lector y no saber que el segundo nombre de Rembrandt es???
Bueno, ya me entiendes.

Por qué esa necesidad de ser un bicho raro, a mucha honra???
Por qué no admitir que leer no excluye cualquier otra actividad?, por qué no admitir que es imposible leer si, nosotros profesores, encargamos cientos de trabajos para casa, si uno de esos trabajos es leer lo que excluye leer cualquier otra cosa, si rellenamos las tardes de nuestros hijos con horribles actividades extraescolares porque nuestros horarios laborales son demenciales, el problema está en el horario laboral no en que el chico necesita imperiosamente saber tocar el trombón, instrumento que detesto, dicho sea de paso, como detesto que nuestros alumnos no puedan pasar la tarde jugando, viendo la tele, LEYENDO, yendo al cine, escuchando música, siendo adolescentes que en definitiva es de lo que se trata. 
Cómo es posible que motivemos a nuestros chicos para que lean si aceptamos el rol de bicho raro, a mucha honra además, para el que lee????
Cómo es posible que nuestros chicos dejen de ser esos apáticos conformistas de quienes hablan aquellos que creen que en las encuestas está la verdad, si partimos de que los chicos de hoy son apáticos e inconformistas???

Cómo es posible que a estas alturas todavía no le hayáis echado un vistazo al blog de Eduardo...???

1 comentario:

Anónimo dijo...

Julio, mil gracias por la publicidad.
En esta entrada se te ve un poco herido: asúmelo, lo que te pasa es que eres un bicho raro porque te gusta leer y tener amigos y tomarte unas copas. Pero no te preocupes, nos da igual que seas distinto: te queremos lo mismo.
Una vez más estoy contigo: leer no tiene por qué excluir cualquier otra actividad, así que ahora mismo dejo el ordenador y me cojo el libro que estaba leyendo. Por cierto, me lo ha recomendado una alumna porque es un premio que le dieron a una amiga suya y la verdad es que se me está haciendo un poco cuesta arriba: lo que me viene de maravillas para entender a mis alumnos cuando soy yo el que les mando que lean ladrillos indigestibles (aunque a mí me gustan, rarito que es uno y a mucha honra).