lunes, 14 de julio de 2008

LA LLUVIA AMARILLA


Éramos asiduos del Café Español, junto al teatro, en la Plaza Santa Ana. Eran tardes interminables de frío en la calle, de Cortázar, de Woody Allen, de café con espuma y besos y manos enlazadas. A veces venía Alberto y socialismo o Charlie Parker o Raymond Carver, que leíamos entonces. El café cerró hace ahora unos tres o cuatro años, y en su lugar han montado la Sala Pequeña del Teatro Español. Estuvimos el sábado viendo La Lluvia Amarilla, una adaptación por parte de José Ramón Fernández, de la novela de Julio Llamazares, en la que la despoblación, el éxodo rural, pero sobre todo, el vacío, el olvido, la muerte (¿qué peor muerte que el olvido?) protagonizan el monólogo que interpreta Chema de Miguel Bilbao, magistralmente acompañado por el músico Francisco Lumbreras. Recomendé la novela a los chicos del Ramiro, y os la recomiendo a vosotros, si no podeís pasaros por el teatro.

Nos encantó volver a nuestro café convertido ahora en escenario, y pasar una hora larga presenciando la puesta en escena que también nos sirvió de magdalena proustsiana para volver a aquellos años en que leímos la novela y proyectábamos un futuro, que ahora casi se nos ha quedado pretérito anterior.

La Lluvia Amarilla es ese inevitable devenir del tiempo, cadencioso, inapreciable, a base de fantasmas que se materializan en una fotografía, en una carta, en unos ojos amarillos, que vuelven a vivir, que vuelven a mirar, en el momento en que alguien los ve, y recuerda.

La noche volvió a ser fría en pleno verano, lo que no nos sorprendió del todo, la tardes del Café Español eran frías, de luces tenues y una fina lluvia amarilla.


Time is on my side. THE ROLLING STONES

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