jueves, 26 de enero de 2012

EL REGALO

En vacaciones le regalamos a Anabel un libro, lo que no tendría ninguna particularidad salvo porque Anabel tiene catorce años y sólo lee rollazos tipo Crepúsculo y no sé qué cosa que se llama Buscadores de Sombras, libros abominables y de tropecientas páginas que Anabel, como muchos de su edad, devora sin contemplaciones ne un par de sentadas. Le regalamos, puesto que siente cierta mitomanía hacía Nueva York, sentimiento que comparte con su tio favorito,  ese mamotreto inclasificable de Rutherford que se titula precisamente Nueva York, y ya sabes, tostón de novela pseudohistórica de ochocientas páginas sin pretensión alguna más que lectura para viajes soporíferos, entiéndase metro camino al trabajo, metro camino a casa (de hecho si la mayoría de nosotros no tuviésemos que dedicarle dos o tres horas al transporte público cada día estoy seguro de que todas estas noveluchas venderían muchos menos ejemplares. La pretensión al Nueva York de Rutherford se la dábamos nosotros .
Hablando con Edu unos días atrás reparábamos en estos fenómenos literarios tipo Crepúsculo tipo Harry Potter, que han aportado la novedad de que los adolescentes actuales lean, algo que años atrás era casi impensable. Sin embargo, el hábito de lectura no se extiende a otros títulos, acercarse a la Literatura a través de Harry Potter no implica que después lleguen otro tipo de lecturas. Es más una moda que un modo. De ahí que aunque Nueva York no sea Manhattan Transfer pretendiésemos con nuestro regalo comprobar si es posible que haya Literatura más allá de Cazadores de Sombras. Por lo pronto el regalo le entusiasmó a Anabel, un tanto decepcionada porque el libro solo cuenta con unas mil páginas. Ignoro, por el momento, si hemos tenido éxito. Os mantendré informados, no obstante.




3 comentarios:

raulsanchezgarcia dijo...

Yo creo que si leer se convierte en un vício, ya estás calentito para que sacarle punta al pensamiento se convierta en una virtud. Yo disfruté mucho con los Hollister de Jerry West cuando era un chaval.

Lemone Lampley dijo...

Ay los Hollister, y los siete secretos, y los cinco de Enid Blyton...luego yo pasé de sopetón a los filósofos alemanes esos tan pedantes y desde entonces comparto gustos con Rajoy, leo el Marca.

También sois de la plataforma antiharrypotter?

J. Oliva dijo...

Coincido contigo, Raúl, el problema es que creo que no se incentiva el hábito de la lectura, es como si vieras una peli que te ha encantado y no volvieses a ver ninguna más, eso pasa, me temo, con la Literatura y las más jóvenes generaciones, leen algo que les gusta y ya. Supongo que en el caso de Anabel aún es pronto para decir.

Anti Harry Potter siempre, Ricky. Ahora comprendo todo!!! Los filósofos alemanes!!!!