miércoles, 9 de julio de 2014

¿Sabes ese escalofrío
cuando tocas la piel de un melocotón?
Es el mismo que siento cuando te escribo
y releo
y tengo que tachar para que no resulte
que te echo de menos,
que extraño cuando los idiotas eran otros
cuando hacer como que sí
se nos daba mejor que este como que ya no
cuando eras más parecida a la mujer
para la que escribo
que la que lee finalmente
cuando creías que era el hombre con el que soñabas
pese a la evidencia irrefutable del otro lado de la cama
al despertar
Y a base de tachar palabras te he escrito un poema
de los de frases asépticas y dóciles
de los que van perdiendo las vocales
las bocas
las ganas
las consonantes de las cosas que les pasan a los demás
como otra forma de acostumbrarnos



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